Las personas comprometidas se introducen en ciclos de espirales que demarcan pequeños universos. Dimensionan y se reconocen partícipes de sus entornos porque se nutren y estiman como valiosos los vínculos de intercambio gestados en la común convivencia. Lideran la curiosidad como el motor de búsqueda que da soluciones desarrollando su punto de partida en base a los niveles de aciertos obtenidos con sus grupos de interés. Y tienen la voluntad de tomar riesgos ante las nuevas reflexiones que desean poner a prueba extrayendo el beneficio para su proyecto al compartirlas con otros, en definitiva, se adhieren a una visión de servicio a la comunidad necesaria para dar continuidad y profundidad al modelo personal de Marca o de empresa proyectado.
El compromiso crea la Marca, así como el Branding organiza con especial cuidado las acciones responsables que optimizan los puntos de encuentro con el consumidor. Estos son, dos brazos del mismo núcleo que direccionan el movimiento de la curva hacia un proceso altamente próspero.
Construir experiencias compartidas adecuadas a las exigencias del diario vivir permite entender y conectar con la variada individualidad del interlocutor. Por ello, cada experiencia que posibilite un encuentro interactivo es un medio práctico de éxito para implementar una Cultura de cambio que responda a la calidad vital de las personas, siendo estas, quienes ostentan la plena autoridad para transformarlo.
¿Será que hablamos de Reputación?