Una persona positiva nace, pero también se hace. Es verdad que hay una predisposición genética en la capacidad para pensar en positivo, pero ésta no es de ningún modo determinante. Más bien al contrario, parece ser que ser positivo se debe más a una cuestión de entrenamiento y de querer que a un don natural.
Nuestros pensamientos son los que moldean nuestro bienestar o nuestra insatisfacción. Tienen una gran influencia sobre nosotros, mucho más que las cosas que nos ocurren a lo largo del día. Por poner un ejemplo: Piensa en algo que te haya hecho enfadar y recréate en todos los detalles. Seguro que al cabo de un rato comienzas a estar de mal humor. Y al contrario, piensa en algo que te haya gustado o que te haya hecho feliz. El resultado será completamente opuesto; te sentirás a gusto y bien.
Cada vez que eliges ocupar tu mente en algo negativo estás fomentando tu pesimismo y tu desánimo. Tú, solo tú, tienes el poder de pintar la vida del color que más te guste.
También hay que tener en cuenta que según sean las vibraciones que emites, positivas o negativas, atraerás negatividad o positividad y seguramente que aumentadas. Cuando te quejas, te lamentas, o te enojas, emites una vibración negativa... Es como si estuvieras gritando: "estoy mal y quiero seguir estando mal". De esta forma, las personas y los sucesos agradables huirán de ti como la peste.
Para atraer lo que deseamos tenemos que cambiar el "chip". Piensa en las cosas buenas que te pasan, quédate con eso, rodéate de gente positiva, agradece lo que tienes y disfruta de los pequeños detalles y placeres de la vida.
Algunos trucos que te pueden ayudar:
- En primer lugar, ten paciencia. Cambiar de forma de pensar no se consigue de un día para otro, lo importante es que seas constante y que quieras hacerlo.
- Los pensamientos negativos nos asaltan muchas veces durante el día. Cuando eso ocurra, ves, poco a poco, sustituyéndolos por algo positivo e intenta pensar en algo bueno.
- Ser positivo no significa ignorar el sufrimiento, el dolor y la pena. Hay que vivir esas experiencias para nuestro equilibrio mental, pero una vez pasado el tiempo necesario, hay que intentar sacar de esas emociones una enseñanza y seguir mirando hacia adelante.
- Cuida tu cuerpo. Si tú te cuidas, llevas una alimentación equilibrada, haces ejercicio y muestras respeto por tu persona, será más fácil atraer los pensamientos agradables y tendrás sensación de bienestar.
- Realiza actividades que te llenen, de este modo alimentarás tu pensamiento positivo. Ayudar a los demás nos fortalece y contribuye a dar un sentido a nuestra vida.
- Plantéate nuevos objetivos. Si tienes la mente ocupada en un objetivo concreto evitarás que tu mente se disperse. Intenta cumplir tus sueños y tus propósitos y centra tu atención y tus esfuerzos en ellos.
En resumen, reeduca tu cerebro. Comienza por sonreír... ¿Ves? Estás sonriendo... Ya has empezado tu transformación.
"Cambia tu forma de pensar y conseguirás cambiar tu vida. En nosotros esta el poder de pasar del pesimismo al optimismo".