Entrevista a Maurizio Cattelan.

Por Alejandra De Argos @ArgosDe

 Autor: Elena Cué

 

Maurizio Cattelan nació en Padua, Italia en 1960. Es el artista italiano con mayor proyección internacional en el mundo contemporáneo. Autodidacta, su carrera como artista empezó en 1989 con una fotografía en blanco y negro llamada Family Syntax; autoretrato enmarcado en el que aparece formando un corazón con sus manos sobre su pecho desnudo. Previamente había probado con el diseño de muebles colaborando con una galería de Milán.

Su obra es anárquica, irreverente, absurda, insolente y provocadora hasta el extremo; es la representación escénica de la sátira. Se podría decir que es un post-Dadá, cuestionando todos los valores establecidos; la autoridad religiosa, nuestra sociedad, el materialismo y el mismo sistema de arte contemporáneo. Esta actitud contra la autoridad establecida y por tanto contra sus representantes políticos y religiosos procede de sus días de colegio. Su trabajo es arrojado como una escena cómica al espectador para que cada uno haga su reflexión e interpretación. 

¿ Afronta su existencia con el mismo sentido del humor?

Pienso que el humor y la ironía incluyen la tragedia intrínsicamente, al igual que dos caras de una misma moneda. En ambos casos, la risa es un caballo de Troya para entrar directamente en el inconsciente, atacar la imaginación y provocar reacciones viscerales. Si el humor en ciertos trabajos fuera suficiente para sacar la ira, el miedo y el asombro de la gente, el psicoanálisis caería en desgracia... la vergüenza no es suficiente.

Resulta difícil crear un perfil suyo ¿Cómo se definiría?

Creo que el mundo necesita encontrar un provocador o una cabeza de turco, de vez en cuando. Yo me encuentro en un lugar extraño en un momento fascinante. No importa lo que ellos digan, sigo pensando que soy la persona más aburrida que conozco... ¡Me puedo quedar dormido pensando en como definirme!

 

El arte es una forma de pensamiento. La obra no deja de ser una extensión de lo que vive latente en el subconsciente del artista. Ese pensamiento puro es indescifrable y oscuro pero muy simbólico si llega a la superficie a través del proceso creativo.

¿Le ha ayudado el arte a conocerse mejor? ¿Qué le proporciona?

Debería preguntar a mi psicoanalista si tuviera uno. Probablemente nunca necesite uno porque mi trabajo es una clase de terapia: cada trabajo es una parte de mi, me deshago de ella mientras la estoy creando. La felicidad no es una cuestión de conseguir algo, es más sobre deshacerse de lo oscuro que acumulas. Realmente desde que me he retirado, el tratamiento se ha acabado: No estoy seguro de que este funcionara, pero mientras tanto ¡no he producido más que un montón de mierda!

 

Ha declarado alguna vez que no se considera un artista conceptual, que no tiene pensamiento.

¿Es otra broma?

Siento que nunca empezé a ser artista, quizás por ello haya sido tan fácil decidir retirarme... Constantemente me cuestiono a mi mismo y todo lo que hago, esto me ayuda a no tomarme muy en serio a mi mismo. Y no soy muy amigo de las clasificaciones, encuentro que las palabras son terriblemente peligrosas, pues parecen ser tan definitivas y permanentes como las lápidas. Esto quizás pueda explicar porque mis trabajos  siempre son "sin título": Sería como grabar una broma en mi propia tumba.

      

Definiendo la obra de arte por dos criterios fundamentales: significado y materialización, y un tercero, la interpretación que cada espectador aporta a la obra (Arthur C. Danto). Y dado que la materialización de sus obras corre a cargo de otros, en este caso a cargo de Daniel Druet, maestro en modelado artesanal que ha fabricado muchas de sus figuras como han sido el Papa Juan Pablo II, Hitler, la modelo Stephanie Seymour o Kennedy. 

¿Qué importancia tienen para usted el significado y la posterior interpretación?

Nunca me he planteado la cuestión de esta forma. Yo simplemente busqué imágenes que, dentro del desbordante río de información que nos abruma a diario, removieran una reacción instintiva y visceral. Volviendo al tema del humor, creo que puede ser una muy buena manera de sacar a la superficie el enfado, pero sin violencia. Desde el primer momento que son concebidas, mis esculturas han nacido como imágenes y esa es la forma en la que continúan viviendo en los medios. Mientras sigan siendo una imagen poderosa a primera vista, funcionarán.

  

Su afición por utilizar imagenes de personalidades icónicas tiene un poder inmenso de comunicación: el Papa Juan Pablo II muriendo con expresión de sufrimiento después de haber sido alcanzado por un meteorito en la Nona Ora; la figura de John Kennedy reposando en un ataúd con sus pies al descubierto en Now; o Hitler en un tamaño inferior al natural arrodillado en plegaria en Him son ejemplos de la desmitificación -para bien o para mal- a la que son sometidas figuras históricas que han sido iconos políticos o religiosos de grandes masas. Se apropia de su poder y lo utiliza como arma al servicio de su voluntad.

¿Qué pretende con esa provocación y con la posible irritación que puede suscitar en un amplio sector de los espectadores?

Para mi es como cuando estas contando un chiste pero nadie se ríe: La mayor parte de las veces, la provocación esta en el ojo del espectador. Creo que no hay nada malo en enseñar el lado vulnerable de la gente, más aún si son iconos. Puede que contribuya a desdibujar algunas líneas, pero no creo que socave su estatus. Todo lo contrario, refuerza tanto su posición como la creencia que son iconos poderosos o sagrados.

Una obra muy significativa es Bidibidobidiboo en la cual su alter ego representado por una desesperada ardilla, en la cocina en la que pasó su infancia, se suicida con un revolver caído a sus pies. Las palabras mágicas pronunciadas por Cenicienta que cambiaron su vida desgraciada en un cuento de hadas añade otra connotación a la ya de por sí surrealista situación.

En Untitled 2004 colgó a unos maniquíes de niños de un árbol con una soga al cuello en Milán. La obra duró menos de veinticuatro horas por la polémica e irritación que suscitó, lo que llevó a una cobertura mediática que convirtió el trabajo en un icono.

¿Utiliza el arte como catarsis?  ¿Cree que para conmover hay que sorprender o impactar?

Alguien dijo una vez que nuestra cabeza era redonda para que nuestros pensamientos pudieran volar en todas direcciones: no hay una forma específica de interpretar una obra, su forma es redonda como nuestras cabezas. La gente puede encontrar un camino personal, serio o divertido, emocional o agitado, todos los caminos son transitables.

          

La directora de la feria de arte contemporáneo Artissima, Sarah Cosulich, le ha invitado ha formar parte de la edición de One Torino 2014 que tendrá lugar en el Palazzo Cavour, cuyas puertas han sido abiertas el día 6 de Noviembre. Una vez abandonada su carrera de artista será el encargado de comisionar esta feria junto a dos jovenes comisarias: Marta Papini y Myriam Ben Salah. El nombre de la muestra es Shit and Die y está extraído de la instalación creada en 1984 por Bruce Nauman One Hundred Live and Die caracterizada por frases multicolores de neón que resumen 100 posibilidades trágicas y mundanas de vivir y morir. Shit and Die es una de ellas. Breves declaraciones que engloban las preocupaciones existencialistas de su autor.

¿Podría contarnos en que consiste esta muestra con un nombre tan desesperanzador?

Pensamos que la combinación de facilidad declarativa y dureza inflexible profundiza en gran medida en la experiencia humana universal, sin imponer un sentido ni fijo ni estable. Haciéndose eco del título, y haciéndose eco de la trayectoria de la vida misma, la exposición es un viaje sin sentido, a la vez triste y esperanzador, duro y absurdo, estúpido y trágico, leve y profundo. Para terminar, me gustaría sintetizarlo de esta manera: si te despiertas y no sientes ningún dolor, entonces sabes que estás muerto.

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