Entrevista: Ana Trabadelo, un ejemplo de superación

Por Vivetudiabetes @Vivetudiabetes

Hola a todos!! Hoy os traigo una entrevista muy bonita, os presento a Ana o también como muchos la conocen, “La Trabadelo”. Canaria y viviendo con diabetes tipo 1 desde que tiene 11 años, es nutricionista y periodista televisiva, pero hoy viene al blog a contarnos su experiencia con diabetes. Una historia íntima, en la que se demuestra cómo a pesar de tener épocas en las que no nos cuidemos, siempre hay tiempo de rectificar y mejorar en el cuidado de nuestra diabetes. Espero que os ayude a los que hayáis pasado por una situación similar, pero sobre todo que os sirva de ejemplo.

1. Cuéntame de ti.

Me llamo Ana Trabadelo. Siempre he sido la Trabadelo dentro del mundo laboral, que es el de la televisión, aunque hace 4 años que también soy dietista. Soy de Gran Canaria y a los 11 años debuté con diabetes tipo 1. El recuerdo que tengo de un buen control fue por esa época, cuando mi madre se encargaba de todo. Poco tiempo después empezó por mi parte una muy mala relación con la enfermedad y hasta hace unos años así ha sido siempre.

Me traté tan mal, que con los años llegaron las consecuencias físicas (las mentales las tuve siempre y no eran menos graves). Insuficiencia renal, pérdida de visión por un ojo (en el otro tengo muchos residuos de sangre, que no afectan al grado de visión, pero si a la incomodidad para ver claramente. Son manchas en toda la periferia) y neuropatía en los miembros inferiores, que me han ocasionado quemaduras graves por falta de sensibilidad en 2 ocasiones. Tras una serie de incidentes graves en mi vida, me terminé de dar contra el suelo tan fuerte, que podía tomar dos decisiones:

  • Terminar por rendirme del todo y dejarme morir (ni siquiera me inyectaba la insulina)
  • Tomar las riendas de mi vida aceptando lo que era en conjunto y empezar a escalar hacia arriba.

Aún estoy escalando. Lo hago todos los días. Y lo tendré que hacer durante toda la vida.
Me gusta aclarar que aunque las consecuencias hayan venido asociadas al mal cuidado de la diabetes, el problema siempre estuvo en mí y en la falta de amor propio, por determinados aprendizajes que adquirí siendo niña.
La diabetes solo hizo que las consecuencias fueran las que son, pero las personas que nos hemos maltratado tanto tiempo, seguimos teniendo determinados tics que no podemos olvidar. Hay que trabajar cada día en ellos. Hay que ser constante para no volver a soltarnos.

Por este motivo utilizo Instagram como lo utilizo. Intento dar visibilidad a lo invisible. A lo que no se ve con los ojos. Todas las experiencias que he vivido más allá de las cifras del glucómetro. Porque el sufrimiento es algo que siempre supe esconder muy bien, pero siento que mostrarlo me hace mejor. Porque tengo la certeza de que muchos de los que me escuchan, pueden estar pasando por lo mismo y creo firmemente que nuestro valor está en lo que podemos aportar a los demás.

2.¿Cómo te diagnosticaron diabetes? ¿Cómo recuerdas ese momento y qué papel jugó tu entorno?

Yo tenía muy malas relaciones en el colegio. Desde siempre. Era muy asustadiza y mentía mucho sobre lo que creía que debía ser mi vida porque no lo era.
Los niños eran malos conmigo muchas veces y recuerdo que me insultaban por llevar gafas, por no tener padre… cuando tienes miedo te conviertes en un blanco fácil para los demás y los niños, bueno… son niños (dejémoslo ahí).

Entonces empecé a adelgazar muy rápido. Me sentía extremadamente triste y cuando llegaba a casa del colegio, estaba tan apurada que me costaba decidir si ir primero al baño a hacer pis o beber agua. Mi madre empezó a sospechar que me pasaba algo y como mi abuelo tenía un glucómetro, me hicieron una prueba. No recuerdo la cifra pero si las caras.

Me metieron en el coche y lo siguiente que recuerdo fue pasarme lo que para mí pareció un año, ingresada en el hospital.
Me traían regalos, cartas de mis compañeros de clase, venía a verme algún familiar… Y yo me sentía especial.

Pensaba que al fin me había pasado algo bueno y recordar esto la verdad es que hace que me den ganas de llorar.
Volví a casa y entonces empecé a practicar con una muñeca para aprender a ponerme las inyecciones yo sola. He de decir que en las analíticas me desmayaba, así que pueden imaginar el terror que me daba ponerme una inyección.

Poco a poco empecé a hacerlo yo sola y en el colegio me asignaron un cuartito donde “esconderme” para hacerlo. Si, así me sentía. Escondida con mi glucómetro, mi nevera y mis inyecciones mientras los demás jugaban en el recreo. Con suerte bajaba con tiempo para tomar mi desayuno, pero nunca a tiempo de jugar con el resto.

3.Eres alegre, divertida y un ejemplo sobre ser conscientes de qué los límites nos los ponemos uno mismo, a veces sin ser siquiera conscientes… pero no siempre fue así. ¿Qué fue lo que hizo que en algún momento quisieses ocultar tu patología? Pero sobre todo, ¿cuál fue la razón por la que decidiste no hacerlo más?

Decir que el bullying que sufrí fue el causante de que empezara a ocultar mi patología sería injusto. Antes no lo sabía, pero es lo que tiene la madurez, que debes aprender a encontrar tu responsabilidad más allá de lo que hagan o hicieran los demás.

Los niños fueron crueles, en mi casa no era una niña feliz por diversas circunstancias, pero solo yo, decidí protegerme del mundo ocultando lo que creía que en mi estaba mal. Nadie me dijo que lo hiciera. Y no me arrepiento. Esta persona que soy, con todos sus errores, con toda la basura mental y el sufrimiento, me ha traído hasta estas líneas. Me ha traído a la vida.

No puedo culparme. No se me ocurriría. Yo solo entiendo el perdón y la compasión como armas para la mejora personal y colectiva. Solo sé aprender y comprender. Abrazar y avanzar.

Esa es mi manera de crecer cada día. ¿Qué podemos aprender sin errar? Cada cosa que he aprendido viene de algo que he vivido. No se escala una montaña sin mancharnos los zapatos. Y eso es la vida.

Me costó mucho cambiar la dirección de mi vida, MUCHO. Es tremendamente difícil reconocer que no eres quien has dicho ser toda la vida. Que tienes una enfermedad crónica que nadie conoce. Ni siquiera la gente que ha trabajado contigo 12 horas al día durante años, ni antiguas parejas, ni amigos de la juventud. Desde el instituto lo había ocultado tan bien, que el personaje que vendía, directamente no existía. Todo era salir, reír, comprar, buscar emociones fuertes que taparan la angustia con la que convivía a diario por no cuidarme. Temiendo a las consecuencias, pero más aún a mostrar quién era. Porque yo no quería a esa persona.

No puedo decir que todo cambió un día, porque no fue así. Fueron pasando cosas, la peor fue quedarme con la visión en negro absoluto, un domingo en casa. Mi alma (no mi cuerpo), me estaba diciendo: Ya basta. Y era verdad, ya era suficiente. Tenía que soltar esa carga tan pesada y así lo hice. Elegí las redes sociales para contarlo de una sola vez a todo el mundo. Recibí muchísimos mensajes de apoyo y de cariño. Nada de reproches. Nada. Solo cariño.

Cuando te muestras como eres es lo que pasa. Pero no lo supe hasta entonces.

4.¿Consideras que esa situación vino quizás por falta de educación diabetológica desde el Hospital o desconocimiento de tu entorno acerca de la diabetes?

Creo que es un error buscar una única causa. Las personas somos como enredaderas que vamos uniendo cosas a cosas y a más cosas. No tuve una buena infancia, no tuve una figura que me guiara en el hospital con cariño y firmeza. Solo tiras, diarios, dosis… los niños necesitamos mucho más.
No me trataron bien, no me traté bien. Faltó tanto por tantas partes que sería una lista inmensa.

Gracias a dios en el ámbito de la diabetes ahora contamos con herramientas que a los nuevos debutantes les dan una calidad de vida diferente. Pero creo que es IMPRESCINDIBLE, acompañarlo de la ayuda psicológica adecuada. Y cuando unos padres crean que su hijo/a lo lleva súper bien… también!

5.Ahora con perspectiva, ¿qué recomendarías a las personas con diabetes tipo 3 (familiares o entorno) para que personas que reciben el diagnóstico no pasen por la misma situación? ¿Signos de alarma?

Los signos de alarma son el propio debut. Muchos padres hablan orgullosos de la relación de sus hijos con la diabetes, pero os contaré algo asombroso: mi madre también lo hacia.
Ni siquiera terminamos de conocernos a nosotros mismos en LA VIDA. No podemos pretender que un niño, en ocasiones adolescente, encaje algo tan impactante en su vida y no tenga ningún problema emocional. Esta enfermedad trae consecuencias a la larga cuando no se cuida. Y eso es un problema, porque parece que si no lo ves, no existe.

Los niños viven en el ahora. Y no tienen la madurez para tomar las riendas y no soltarlas durante tanto tiempo sin un apoyo externo.
Puedes ser el mejor padre del mundo y aun así, no poder ayudar a tu hijo. Por que lo que no se conoce, no se entiende. No del mismo modo que quien lo vive. Acompañar y proporcionar la tecnología y la ayuda profesional adecuadas desde el minuto uno. Esa es mi recomendación.

6.La verdad es que la diabetes puede ser una gran montaña que escalar, pero también nos ayuda a darnos cuenta de que somos más fuertes de lo que pensábamos. ¿Con qué tres aprendizajes te quedarías?

Yo creo que los obstáculos, se llamen diabetes, divorcio, perder a un ser querido, un trabajo… siempre se deben enfocar como retos.
Si cambiamos la palabra problema por reto, habremos escalado la mitad de esa montaña.
Es como el fenómeno unicornio. Si te motivas con cazar al unicornio, dejas de ver estar en rango como algo difícil; lo transformas en un reto!

ENTORNO

7.Actualmente te dedicas a la dietética y a la televisión, pero comenzaste en la tele desde muy joven. En esta profesión que es tan exigente, ¿cuál dirías que es el mayor reto de combinar este trabajo y tu diabetes?

Con los años y las experiencias, me he dado cuenta de que no era complicado. Lo complicado era hacerlo como yo lo hacía. Estando en épocas de mucho trabajo fue cuando empecé a dejar de inyectarme. Buscaba bajar de peso y entré en un bucle espantoso.
Es un trabajo en el que se valora mucho la imagen y yo perdí la perspectiva. Evidentemente no estaba sana en ese momento. Tenía trastornos de ansiedad y depresión pero no los podía compartir con nadie, así que todo lo centraba en: Es que estoy gorda.

Las personas solemos tapar los problemas con otras circunstancias en lugar de enfrentarlos y así es como cada vez la bola se hace más grande. Hoy por hoy no tengo ningún problema con mi imagen, no porque esté delgada sino porque soy feliz. Combino a la perfección la diabetes con la televisión, porque de hecho utilizo esta última para dar la visibilidad que a mí me hubiese gustado ver de adolescente. Lo hubiera normalizado mucho y me habría dado más seguridad.

8.La confianza en uno mismo es fundamental cuando nos exponemos al público, ¿alguna vez te ha hecho sentir inseguridad la diabetes? ¿En qué aspecto y cómo lo afrontaste?

Si, por supuesto. Desde que alguien la mencionaba, me tamblaban las piernas. Volqué todas mis inseguridades, en el hecho de tener diabetes. Para mi era EL PROBLEMA. Pero no es verdad.

Cuando tenemos inseguridad, tenemos que trabajar en los motivos que nos llevan a tenerla, en los mensajes que nos lanzamos continuamente, en por qué lo hacemos, en de dónde vienen. Trabajarlos y cambiarlos.
Yo fui hasta la raíz, encontré los aprendizajes erróneos que había en mí:
Tienes que ser perfecta
Tienen que quererte
No puedes fallar…
Y sobre estas ideas absurdas instauré unas más adaptadas a mi y a lo que me hace sentir feliz de una manera más sana y realista.

9.Dejar de cuidarnos es lo peor que podemos hacer, pero a veces la situación nos supera y esto, en ocasiones se acentúa en la adolescencia con trastornos como la diabulimia. Tú que pasaste por algo similar, ¿qué fue lo que hizo que te preocupases y decidieses tomar medidas?

Cuando empecé a aceptarme todo se fue colocando solo. Muchas veces me decía a mí misma para calmarme: mañana me pongo la insulina…
Pero la base no era correcta. Una persona con un TCA no empieza a cuidarse porque sí. Aunque tenga miedo, el sentimiento de rechazo a su cuerpo es superior a ese miedo.

Primero tuve que trabajar mis emociones, quererme y respetarme. Solo entonces asumí que yo estaba por delante de mi físico y pude volver al tratamiento.

10.¿Qué papel crees que juega un psicólogo en este sentido? ¿Se puede salir solo o no está de más pedir ayuda?

Yo salí sola. De hecho ningún psicólogo (y fui a varios) supo jamás que me pasaba esto.
Así que lo diré de una forma más clara. Lo primero que necesitamos para salir del pozo es querer salir. Si uno/a no quiere, ni 10 psicólogos te pueden ayudar. Pero si quieres, un profesional puede ayudarte a hacerlo mucho mejor que solo/a.

COMUNIDAD DIABETIL

11.Cada vez somos más y da gusto ver en lo que nos estamos convirtiendo, así que nos gustaría saber ¿cómo comenzaste en redes y nació “Ana La Trabadelo”?

Pues ver que había recorrido todo este camino que para mi había sido una tortura y descubrir que podía servir de ejemplo a los jóvenes que vienen detrás, me motivó a tomármelo como una responsabilidad real.
Con el tiempo además me he dado cuenta de que a veces los adultos también lo necesitan. Creo que juntos sumamos y aportar nuestras vivencias siempre nos va a enriquecer a todos.

Me siento muy querida en las redes, la verdad. Es algo para mi tan gratificante que siento que me debo a las personas que cada día me escriben. Es algo que me llena el corazón.

12.¿Qué intentas difundir con tu perfil?

  • Que la diabetes es UNA PU****, pero puede no ser terrible.
  • Que no es ajena a nosotros, sino parte de lo que somos.
  • Que se puede llevar, que no tiene que ser perfecta, que nos podemos y debemos reír de nosotros mismos.
  • Que la felicidad está en nuestra mano, tanto como la infelicidad.
  • Que podemos tener un día malo y eso no determina nuestra actitud vital.
  • Que somos todo lo que queramos ser.
  • Que nada es tan importante como para borrar la sonrisa de nuestra cara.
  • QUE NUNCA ES TARDE.

13.Creo que a todos nos encantan tus diálogos Diabetiles: humor y realidad ¿qué opinas de la información que existe en el entorno?

No me preocupa la desinformación. No se puede saber todo de todo.
Me preocupa la mala información, que lleva a mitos, engaños y en ocasiones comentarios que pueden ofender a quienes vivimos una patología tan complicada las 24 horas del dia.

Por eso cono los diálogos intento criticar esa MALA INFORMACIÓN desde la ironía. Para no ofender pero SI evidenciar esta mala actitud.

14.Considero que tu ejemplo y tu experiencia viviendo con diabetes sirven de ejemplo de que con diabetes se puede, pero sobre todo que aunque pensemos que hemos tocado fondo, podemos resurgir como el Ave Fénix. ¿Con qué te gustaría que se quedasen las personas que te están leyendo?

Me gustaría dejar reflejado el mensaje de que no somos víctimas de lo que nos pasa, sino de lo que hacemos con ello.
Como siempre digo, la diabetes es una faena; esto es así. Pero puede ser una faena que controlar y llevar con la mejor de las actitudes o una faena que nos frene, nos aísle, nos limite y nos lleve a un callejón sin salida.

Las cosas vienen a veces sin avisar y no podemos hacer nada contra ellas, pero como aliados hay poco que no podamos conseguir. La diabetes no vino un día. Tú eres tú con la diabetes. Acéptate con todo, incluyendo esta parte, porque si no, nunca estarás completo/a.

15.Por favor, este hueco es para ti, añade lo que quieras 🙂
INSULINA PARA TODOS.
HERRAMIENTAS TECNOLÓGICAS PARA TODOS.
EMPATÍA PARA TODOS.

Muchas gracias Ana, ha sido maravilloso leerte y ver cómo te has abierto con el fin de hacernos ver que de todo se puede salir y más con esa gran sonrisa ❤ Si queréis saber más de ella, aquí os dejo su perfil en Instagram