Eric Coulon (en Vrigny, Champagne Roger Coulon, junto con su esposa Isabelle) y Eduard Pié (en Bonastre, Sicus Terrers mediterranis) tienen más en común de lo que ellos mismos saben. Una generación les separa; puede que parezca que sus respectivas tradiciones les alejen; probablemente ni se conocen y a lo mejor no se han bebido. Pero cuando pienso en ellos paseando por sus viñedos (en Vrigny, la montaña al noroeste de Reims, una de las zonas más frescas y vírgenes de la Champagne, paraíso del meunier; y Bonastre, en la sierra prelitoral mediterránea del mismo nombre, Baix Penedès, cálida y fresca por sus brisas marinas, tierra de xarel.los, sumolls y monastrells), contándote la mínima intervención con que los trabajan (sin certificaciones: hacen lo que su corazón de viñateros de pura cepa les indica) y cómo la pureza, la expresividad y la fidelidad de sus vinos hacia esas tierras es lo más importante para ellos, sé que están muy cerca el uno del otro.
Diría una conocida profesora de Enología de la URV que, incluso en sus prácticas en la bodega, son minimalistas pero en absoluto descuidados: escrupulosos y metódicos, su característica común es la máxima concentración en los vinos para que nada quede al azar, haciendo sólo las cosas imprescindibles. Champagne Roger Coulon Esprit de Vrigny (NV pero 2007 y 2008), degollado en octubre de 2014 (12%) y Sicus Cru Marí Xarel.lo vermell 2011, degollado en agosto de 2015 (11,5%), son dos vinos de segunda fermentación en botella que expresan la intensidad y la autenticidad de los viñedos. El vino de Eric Coulon tiene el ensamblaje clásico de la Champagne pero el meunier de la zona persiste en él más que el chardonnay (fermentado en barrica) o el pinot noir. Es un vino con seis años de rima y que ofrece tanta finura y persistencia como frescura y complejidad. Cidra, pera limonera, la corteza del limón cuando la preparas y, después, cuando la hueles ya en un bizcocho, con sus levaduras. La crema limonera de Carme Ruscalleda. Prados verdes y húmedos al amanecer. Su acidez natural y su frescura son un complemento ideal para la escudella, sus albóndigas y los "galets" porque al contraste de sabores aporta, también, complementariedad: un deje especiado entre el jengibre molido y el anís estrellado. Un champagne que me encanta hecho por una persona que me cautiva.
El hermano menor del Sicus Cru Marí xarel.lo de 2009 es, creo, su consecuencia imprescindible. En una tierra de xarel.los y de sumolls, el xarel.lo vermell es la síntesis perfecta de ambos. Y Eduard Pie, que persigue, dibuja, imagina y captura el alma de esta uva en su estado tranquilo (Sicus Xarel.lo vermell es uno de los, quizá en este caso, mal llamados rosados: ese color es el natural del hollejo de la uva) ha dado ahora un enorme paso adelante al imaginar de otra forma el espíritu festivo y alegre del xarel.lo vermell: su segunda fermentación en botella, con cuatro años de bodega y un degüelle que pone la botella en el mercado con otros cuatro meses de reposo, aporta complejidad y mantiene tanicidad, frescura y viveza, pero con tranquilidad. Como es Eduard. El bosque mediterráneo en un otoño relajado: viñedo cerca de la vegetación casi ocre pero en campo abierto. Madroños, cerezas maceradas en kirsch, arcilla moldeada, arándanos y matorral, fresitas salvajes en el bosque, sedimento marino y tomillo, romero en su segunda fermentación, pomelo rosa. Esta manera de ser del Cru Marí Xarel.lo vermell 2011 (apenas 1900 botellas), con su burbuja finísima, puso a la "carn d'olla" del día de Navidad en su lugar: la cima. Un vino que representa un salto conceptual hecho por un hombre que no tiene prisas pero tampoco pausas.