- No permitir que la crema hidratante o humectante se absorba antes de aplicar el maquillaje. Cuando algún tipo de cosmético se aplica directamente sobre una zona con crema aún húmeda, éste tiende a resbalarse y no integrarse con la piel. Dale, al menos, unos 4 ó 5 minutos de tiempo de absorción, antes de aplicar el maquillaje, ese tiempo de absorción también dependerá del producto previamente aplicado. Si la piel no absorbiera bien el producto, retira el exceso a toques con un kleenex.
- Escoger un corrector de color muy claro. El propósito de este producto es esconder las áreas oscuras de tu cara. Si escoges uno que es muchisimo más claro que el color de tu piel, vas a conseguir totalmente lo contrario: acarrear la atención a esa área. Por lo tanto siempre elige uno que sea sólo un tono más claro que el de tu piel.
- Usar colores de maquillaje muy brillantes o vivos. Hay tonos muy fuertes que pueden lucir bien en ocasiones especiales, pero no todos los días. Es importante que elijas y trabajes con tonos neutrales, basados en colores tales como el café oscuro, rosa, o beige, ya que funcionan para casi todos los tipos de piel y dan una apariencia natural, sin exagerar. Además con los colores muy brillantes hay que tener cuidado, sobre todo si son nacarados (con brillitos), ya que resaltarán muchisimo más las arrugas y líneas de expresión.