Llega el final de año y toca hacer balance de 2017. Este ha sido el año, con diferencia, que menos he escrito en el blog y me encantaría poder decir que es porque los problemas de salud no han estado entre mis prioridades, pero lo cierto es que no es el caso. Un nuevo diagnóstico crónico se ha hecho hueco en mi vida y el último medio año apenas recuerdo una semana en la que no haya tenido una o dos consultas médicas. Durante este tiempo he estado bastante agotada y con pocas ganas de escribir sobre temas trascendentales, de ahí el bajón de artículos en el blog. Prometo tratar el tema cuando esté más preparada y pueda ofreceros información de calidad que sea de alguna utilidad.Es curioso que en el último año me venía con frecuencia a la mente un viejo refrán español que mi subconsciente modificaba ligeramente: Al enfermo crónico perro flaco todo se le vuelven pulgas. Y no es que mi nuevo diagnóstico sea grave, pero a veces se cansa uno de que cada año se añada una nueva línea al ya abultado historial médico. A veces uno sueña y piensa "a mí ya me ha tocado bastante, a mí ya no me toca más" pero luego despiertas pones los pies en la tierra y te das cuenta que la lógica dice exactamente lo contrario, que cuantos más diagnósticos (cuanto más escacharrado está el cuerpo) más fácil es seguir sumando.Pero, ¿quién dice que no se pueda tocar el cielo con los pies en la tierra? Leer entrada completa