Escala de Glasgow

Por Gabriel Giner @esaludcom

La Escala de Glasgow es una herramienta de evaluación neurológica ampliamente extendida a nivel global. Se utiliza en líneas generales para valorar cuál es el nivel de conciencia de un paciente con algún tipo de daño cerebral. Gracias a esta herramienta el personal médico puede cuantificar tres parámetros clave para determinar el diagnóstico: la respuesta ocular, la respuesta verbal y la respuesta motora.

En sus inicios la Escala de Glasgow se utilizaba para determinar la grabedad de aquellos pacientes que habían sufrido un traumatismo craneoencefálico. Actualmente, su campo es muchísimo más amplio; esta herramienta se utiliza de manera habitual para valorar estados de alteración de la conciencia, como por ejemplo la profundidad del coma.

¿Qué es?

La Escala de Glasgow es una herramienta que se utiliza en el ámbito médico apara cuantificar el nivel de conciencia de un determinado individuo. Se trata por tanto de la herramienta utilizada para establecer el pronóstico de una lesión que ha ocasionado algún tipo de daño cerebral.

El origen de la Escala de Glasgow se remonta a la década de los 70. Fue diseñada por dos médicos neurocirujanos en el Hospital de Glasgow, en Inglaterra. A partir de entonces esta herramienta comenzó a utilizarse en distintos hospitales de Reino Unido y, dada su eficacia y efectividad, su uso se extendió a todo el mundo.

Cuando una persona sufre un traumatismo en la cabeza, una exploración neurológica realizada con la mayor rapidez posible es esencial para su recuperación. Uno de los aspectos más importantes es el nivel de conciencia, para lo cual la Escala de Glasgow es fundamental. De este modo, en función de la puntuación obtenida por el paciente, el médico puede conocer la gravedad de la lesión en cuestión.

Esta herramienta también se utiliza para determinar estados de coma profundos y evaluar cuál es su evolución.

¿Cómo funciona la Escala de Glasgow?

Esta herramienta permite la medición del nivel de conciencia, así como del estado cognitivo, de una determinada persona. Para ello evalúa tres aspectos fundamentales: respuesta motora, respuesta verbal y apertura ocular. Los valores aportados osculan entre 3 y 15 puntos; 3 puntos corresponden al mínimo posible, compatibles con un estado de coma profundo, mientras que los 15 puntos se dan cuando el paciente no presenta ningún tipo de afectación a nivel cerebral.

RespuestaResultado

Ocular4 - Espontánea
3 - Orden verbal
2 - Dolor
1 - No responden

Verbal5 - Orientado y conversando
4 - Desorientado y hablando
3 - Palabras inapropiadas
2 - Sonidos incomprensibles
1 - Ninguna respuesta

Motora6 - Orden verbal - Obedece
5 - Localiza el dolor
4 - Retirada y flexión
3 - Flexión normal
2 - Extensión
1 - Ninguna respuesta

Apertura ocular

Para poder abrir los ojos es condición indispensable que el paciente esté despierto; además, esta herramienta tiene en cuenta si está o no atento al entorno. Se trata de una acción que requiere que las neuronas del tallo cerebral, tálamo e hipotálamo, además del sistema reticular, no tengan ningún tipo de daño.

En función del grado de estimulación necesario para obtener una respuesta por parte del paciente, el médico otorga una mayor o menor puntuación a esta categoría. Para evitar un error en la medición de este parámetro es esencial descartar lesiones que puedan afectar de algún modo a la apertura ocular, como por ejemplo un traumatismo en los párpados o la parálisis facial.

Si la apertura ocular se realiza de forma espontánea, la puntuación es de cuatro puntos. Mientras, si la apertura ocular se da al hablar, la puntuación otorgada es de tres puntos. Mientras, si el paciente abre los ojos únicamente como respuesta al dolor, la puntuación que corresponde a este parámetro es de dos puntos. Y, por último, si no se da la apertura ocular ante ningún estímulo, un punto.

Respuesta motora

Esta categoría de la escala de Glasgow evalúa la función cerebral a nivel global. En primer lugar el médico ordena una serie de tareas sencillas para evaluar la respuesta por parte del paciente. En caso de que este no obedezca a las tareas encomedandas, el médico procede a aplicar diferentes estímulos dolorosos para determinar si existe o no algún tipo de movimiento.

La puntuación de la respuesta motora se da de la siguiente manera. Si el paciente obedece a todas las órdenes relacionadas con el movimiento de diversas áreas de su cuerpo obtiene un total de seis puntos. En caso de que localice el dolor, la puntuación es de cinco puntos. Si se produce una retirada del dolor, se le otorgan cuatro puntos. Si se da una flexión anormal, tres puntos; y si se da una extensión anormal, dos puntos. Por último, si el paciente no da ningún tipo de respuesta, se le concede únicamente un punto.

Respuesta verbal

En lo relativo a la respuesta verbal, en ella se engloban dos procesos que son muy importantes; la capacidad de comprender una determinada instrucción y la de dar una respuesta a la misma. Así, esta categoría de la escala de Glasgow tiene como principal objetivo evaluar el nivel tanto de conciencia como de alerta del paciente, consigo mismo y con el entorno. Además, la evaluación de la respuesta verbal permite determinar si existe algún tipo de lesión en los centros del lenguaje.

Si el paciente se encuentra completamente orientado, la puntuación es de cinco puntos. Mientras, si se encuentra confundido, la puntuación que le corresponde son cuatro puntos. Si las palabras son inadecuadas, tres puntos. En caso de que realice sonidos incomprensibles, dos puntos. Y, si no hay ningún tipo de respuesta, un punto.

Resultados de la Escala de Glasgow

La Escala de Glasgow se divide en un total de tres categorías, tal y como hemos señalado en el apartado anterior. La puntuación máxima y normal es de 15, mientras que la mínima es de 3.

En líneas generales, se considera traumatismo craneoencefálico leve aquel que presenta una puntuación de entre 13 y 15 puntos. Mientras, es moderado cuando la puntuación oscila entre 9 y 12 puntos. Una puntuación en la escala de Glasgow menor a 8 supone una situación de carácter grave, en algunos casos crítica.

Escala de repercusiones de Glasgow

También existe una serie de escala evolutiva del coma; la más utilizada en el ámbito sanitario es la escala de repercursiones de Glasgow. Esta divide el estado del paciente en cuatro estados, más el fallecimiento; cada uno de los grados se caracterizan por una integración tanto social como laboral diferente.

  1. Muerte
  2. Estado vegetativo: el paciente es completamente incapaz de interaccionar de modo alguno con el medio que le rodea.
  3. Discapacidad severa: el paciente puede obedecer las órdenes, pero no es capaz de vivir de forma independiente.
  4. Discapacidad moderada: el paciente puede vivir de manera independiente, pero se encuentra incapacitado para retomar su vida profesional.
  5. Buena recuperación

Coma

Se conoce como coma a un estado de inconsciencia prolongado, en el que el paciente no responde a ningún tipo de estímulo del entorno, ni siquiera el dolor.

Tipos de coma

Existen diferentes tipos de coma, cada uno de ellos con sus propias características y pronóstico.

  • Encefalopatía tóxica-metabólica: se conoce como tal a una afección de carácter agudo en el que el paciente presenta síntomas de confusión y/o delirio. Las causas más habituales de este tipo de coma son enfermedades sistémicas, infecciones, e insuficiencia de determinados órganos.
  • Lesiones cerebrales anóxicas: se trata de una condición cerebral causada por la falta total de oxígeno a este órgano, lo cual puede causar la muerte celular de los tejidos. En la gran mayoría de las ocasiones, responde a un paro cardíaco.
  • Estado vegetativo: se trata de un estado de insconsciencia de carácter grave. La persona en ningún casi es consciente de su entorno y es completamente incapaz de realizar algún movimiento voluntario.
  • Síndrome de cautiverio: es una condición neurológica que se da con muy poca frecuencia. El paciente sólo es capaz de mover los ojos, pero permanece despierto y alerta.
  • Muerte cerebral: una situación irreversible en la que todas las funciones cerebrales mueren. El pronóstico es sumamente complicado.
  • Inducido: el coma inducido se utiliza para proteger al cerebro de la inflamación después de sufrir una determinada lesión. Así, el paciente recibe una dosis controlada de un anestésico para provocar la falta de conciencia.

Causas del coma

En relación a las causas que dan lugar a un estado comatoso, se estima que en más del 50% de los casos los pacientes han sufrido algún tipo de traumatismo craneal o un trastorno relacionado con el sistema circulatorio en el cerebro. A continuación señalamos las causas que con mayor frecuencia conducen a un coma.

  • Traumatismo: una lesión en la cabeza puede originar la hinchazón del cerebro. Como resultado de la hinchazón, se genera una presión contra el cráneo, lo cual puede llegar a dañar el RAS, el sistema de activación reticular; se trata de la zona del cerebro responsable de la conciencia y la excitación.
  • Sangrado: el sangrado en determinadas zonas del cerebro puede causar un coma debido a la hinchazón del órgano, dando así lugar a daños en el tronco cerebral y el RAS. Algunas de las causas más frecuentes por las que el cerebro puede sangrar son la presión arterial alta, los aneurismas cerebrales, y los tumores.
  • Niveles de azúcar en sangre: en el caso de personas diabéticas, un coma puede darse cuando los niveles de azúcar en sangre se mantienen muy altos durante un periodo prolongado de tiempo; es lo que se conoce como hiperglucemia. En algunos casos, la hipoglucemia, niveles de azúcar en sangre muy bajos, también puede conducir a un coma. En ambas situaciones la situación es reversible una vez se corrigen los niveles de azúcar en sangre.
  • Privación de oxígeno: el oxígeno es fundamental para que el cerebro funcione correctamente. Cuando tiene lugar un paro cardíaco, se produce un corte repentino de flujo sanguíneo y oxígeno al cerebro; es lo que se conoce como hipoxia.
  • Infecciones: determinadas infecciones del sistema nervioso central, como por ejemplo la meningitis, es otra de las posibles causas de un coma. Aunque la meningitis puede darse en personas de todas las edades, resulta muchísimo más frecuente en niños.

Pronóstico

El pronósitico de un coma varía de forma considerable entre pacientes. Depende en gran medida de las causas que hayan desembocado en esta situación, así como del tiempo que el paciente permanece en coma.

En líneas generales, aquellos comas que se dan a raíz de una intoxicación por sustancias como drogas tienen una tasa de recuperación muy alta. Del mismo modo, aquellos comas que surgen por traumas y lesiones en la cabeza tienen una tasa de recuperación mayor que aquellos relacionados con la falta de oxígeno.

Conclusión

En el ámbito sanitario, la precisión es una cuestión de suma importancia para determinar la gravedad de diferentes trastornos. Así, la Escala de Glasgow permite diagnosticar con suma precisión y certeza a pacientes que se encuentran en coma o que han sufrido algún tipo de lesión en la cabeza, evitando así el uso de términos ambiguos como “el paciente está somnoliento”.

La Escala de Glasgow evalúa tres aspectos clave y, además, al ser una herramienta no invasiva, se puede utilizar tantas veces como sean necesarias para comprobar la evolución del paciente.