Escasez (leído – 1)

Por Paulo Mesa @paucemeher

Primera parte: Mentalidad de escasez

La escasez es un fenómeno que estamos lejos de entender aunque lo vivimos a diario. Tan complicada puede ser la carencia como la sobre-abundancia. Esta entrada es el resumen de la lectura del interesante libro que me regaló mi amigo Sergio Lubesky. Estaba en mora de leerlo y ahora que lo estoy haciendo, comparto algunas conclusiones, comentarios e ideas a manera de resumen ¿Te aqueja la escasez? Vemos qué nos pasa...

El libro se divide en tres partes: 1) Mentalidad de escasez, que no es más que todo el enfoque cognitivo alrededor de la idea de la escasez; 2) La escasez crea escasez, que es la comprensión de cómo opera la escasez en su contexto y la influencia que termina teniendo en nuestras decisiones; y 3) Diseñar para la escasez, que se enfoca en cómo hacer llevadera la escasez en varios ámbitos de la vida. Por ahora nos centraremos en la mentalidad de escasez.

Mentalidad de escasez

Este libro es el producto de lo que un psicólogo (Eldar Shafir) y un economista (Sendhil Mullainathan) se preguntan sobre la escasez. Es un libro ameno y, para mi gusto, con un buen soporte científico; incluso, en ocasiones, se pone pesado ante la abrumadora y detallada cantidad de ejemplos que ofrece.

Empiezan diciendo que: "la escasez nos hace más eficientes". Simple: porque cuando carecemos de recursos suficientes (material, tiempo, energía, conocimiento, experiencia, etc.) nos esforzamos por hacer lo mejor posible con lo que tenemos a la mano. Dicho así, la escasez puede llegar a ser un buen ámbito para emprender creaciones, cambios e innovaciones en el "mundo cerrado". Esto, como todo, tiene sus luces y sombras que más adelante veremos.

¿Tienes la creencia de que "trabajas mejor bajo presión"? Somos muchos los que caemos en esa trampa y en realidad no se trata de un tema de "presión" o de "trabajar mejor". La sensación de escasez [de tiempo] es la que nos empuja a enfocar la mente y a concentrarnos en hacer lo que hay que hacer. Cuando sentimos que nos "sobra tiempo" procrastinamos, posponemos y nos distraemos en mil cosas antes de resolver lo esencial. Como dice la frase: "las grandes tareas son pequeñas tareas que no se hicieron a tiempo".

"Cuando casi no hay tiempo, se le saca más provecho, ya se trate de disfrutar o de trabajar. A esto se le denomina 'dividendo del enfoque': el resultado positivo de que la escasez se apodere de la mente" (p. 39)

Disfrutamos más la comida cuando casi se acaba el plato, las vacaciones cuando se acerca el momento del regreso, el agua cuando está por terminarse la botella... Somos más claros y precisos cuando tenemos un límite preciso de palabras.

Otra cuestión se relaciona con la eficiencia. Cuando tenemos menos recursos nos enfocamos en obtener el máximo provecho con el mínimo de costo o esfuerzo ¿Recuerdas algún paseo que hayas hecho con poco dinero y que resultó un éxito?

En las épocas de vacas flacas nos damos cuenta de todo lo que desperdiciamos, de los sobrecostos en los que incurrimos, de los lujos innecesarios y de las tonterías que no nos agregan ningún valor. No obstante, y aquí vamos con el lado oscuro de la escasez, la falta de recursos nos pone en lo que los psicólogos llamamos "visión de túnel", que no es más que centrar toda nuestra atención en una sola cuestión o un único estímulo y perder de vista los demás. Literalmente estamos "ciegos" a todo lo periférico; cuando la mente se enfoca en una en una cosa, inhibe todo lo que compita con eso.

"La escasez crea una meta muy importante (...) que inhibe otras metas y consideraciones". (p. 49)

Por ejemplo, si estamos con afán de salir de casa y con poco tiempo, optaremos por un baño rápido, vestirnos a toda velocidad... pero camino a donde vamos recordamos que no echamos los documentos que debíamos traer, la tarjeta de invitación o ese encargo que nos hicieron... esto nos pasa seguido. Es la visión de túnel de la escasez.

Quizás la vida cotidiana de las conexiones a internet no tiene familiarizados con la idea del ancho de banda. Nuestra mente tiene una capacidad de atención y discriminación de estímulos que se parece mucho a un "ancho de banda". Tenemos una capacidad limitada para percibir y procesar simultánea al mismo tiempo.

El ancho de banda (conocido como control o función ejecutiva) mide la capacidad de cálculo, la habilidad para prestar atención, tomar decisiones, apegarse a un plan y controlar los impulsos. Esto se comprende con un ejemplo simple: Es prácticamente imposible concentrarse en un lugar ruidoso o lleno de distracciones cambiantes y permanentes; las distracciones también pueden estar dentro de nosotros: esa pelea que no hemos resuelto, la deuda que no hemos pagado o ese pariente cercano gravemente enfermo que no mejora. Todo esto puede agotar los recursos de nuestra mente y dejarnos sin con qué funcionar.

Igualmente, la escasez no solo disminuye nuestra capacidad para resolver problemas, sino que también reduce nuestro autocontrol ¿Te son familiares los atracones de comida luego de un ayuno prolongado (escasez de comida)? Tu respuesta es un buen ejemplo del efecto de la escasez. En síntesis:

"La escasez no solo provoca pedir prestado en exceso o dejar de invertir. Nos pone en desventaja en otros aspectos cotidianos. Nos atonta. Nos hace más impulsivos. Debemos ingeniarnos para salir adelante con menos mente disponible, menos inteligencia fluida y un menor control ejecutivo, lo que dificulta mucho la vida". (p. 93)

¿Dónde sientes que te falta algo? Si pudieras hacer una lista de tus carencias ¿Cómo luciría? ¿Qué elementos contendría? Qué tal si inviertes unos minutos y haces tu lista. La puedes organizar por grupos de temas o algo por estilo que te sirva. ¿Qué te muestran los hallazgos? La escasez en la que vives... ¿Qué será lo que no te está dejando ver de la vida que vives...?

En la próxima entrada hablaremos de cómo la escasez crea más escasez.

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🙂