Cuando aún la imprenta era una aventura temeraria, el autor de El Lazarillo de Tormes afirmaba que escribir es una tarea esforzada. En consecuencia, quien escribe, espera algo a cambio de su labor. Esta retribución puede ser material o emocional, pero en ambos casos es una recompensa al trabajo que significa escribir. Si piensan que es una verdad obvia, defiendo el valor de proclamarla y recordar que el autor anónimo fue un sutil conocedor del alma humana. Para quienes no leyeron la novela o para quienes apenas la recuerdan de su paso por las aulas de secundaria, me permito el atrevimiento de asegurarles que el Prólogo de las fortunas y adversidades del pícaro más famoso de la literatura es una obra magistral de marketing y debería ser lectura sugerida en todos los programas que pretendan enseñar a ofrecer al mundo la mejor versión de nosotros mismos o de nuestros proyectos personales. En honor a mi pasión por las letras, esta entrada se vertebra en torno a dos ideas fundamentales de un hombre que prefirió el olvido de la historia para dejar en ella su obra.
Dime lo que deseas y te diré cómo escribirlo.
Voy a repetir, ociosamente, que quienes decidimos escribir en plataformas públicas y permitimos que los motores de búsqueda nos rastreen en la inmensidad de la red, lo hacemos esperando que alguien nos lea. Por ese motivo escribí los cinco factores que atraen lectores a un blog, porque debemos partir de la idea de un receptor para nuestras palabras.
También afirmo que todo aquel que escribe, tiene un objetivo. O varios. Antes de que nadie se sienta apremiado por el vocablo técnico, propongo un ejercicio de paciencia: leer hasta el final del post y solo entonces, decidir si soy una atrevida. Me comprometo a exponer esta idea de la forma más clara que me sea posible. En definitiva, podés visualizarlo como un ejercicio de introspección ya que, cuanto más evidente sea el objetivo que te impulsa, más sencilla y placentera será la tarea de escribir. Entonces te pido que por un segundo pienses qué esperabas en el momento en el que abriste la plataforma de Blogger o Wordpress y decidiste crear un blog. Si ya tenés la respuesta, estás un paso más cerca de definir tu objetivo primordial y por lo tanto, de escribir para alcanzarlo. Si no, puede que tu razón sea alguna de las siguientes:
1- Expresarte: hacer catarsis de tu vida, tus emociones, tus amores o resentimientos (esta última no me parece una gran idea pero, para gustos los colores).
2- -Obtener reconocimiento: mostrarle al mundo lo que sabés hacer, lo que realmente es tu pasión y te causa satisfacción desde el principio al fin.
3- Cambiar la realidad: ser solidario a una causa, ayudar a otros orientando, creando, coordinando o lo que sepas hacer mejor.
4- Vender tus productos o servicios. Otra motivación totalmente válida, crear una comunidad a la cual inspirar confianza para convertir lectores en clientes.
Quizás esté olvidando otras motivaciones -como la simple diversión- sin embargo, las cuatro anteriores son las más básicas que se me ocurren en este momento y no son excluyentes. De hecho, pretendo demostrar lo contrario: cada una de ellas tiene sus cinco minutos en nuestro blog. Y de acuerdo a la combinación específica entre ellas, deviene un estilo de escritura.
Expresar, reconocer, ayudar y vender.
La necesidad de comunicarme con otro que lee, se interesa y comenta es, en definitiva, la marca distintiva del blog en tanto concepto virtual. En este sentido, el deseo de expresarme es previo a cualquier objetivo. Me propongo escribir un blog porque tengo ideas, emociones, conocimientos que quiero exponer. Sin embargo, siguiendo la lógica del autor del Lazarillo, todo el que escribe espera reconocimiento. Porque ser reconocido, en su sentido más amplio, es la etapa previa a poder ayudar o vender. Si no logro que los lectores reconozcan lo que puedo aportar para enriquecerlos en determinado tema o para solucionar un problema específico, menos lograré que confíen en el valor de mi colaboración o en la necesidad de mi servicio, La cita erudita dice que la honra cría las artes: quien produce un texto espera la honra, que no es otra cosa que el reconocimiento público. Ya sea un blog de cocina, el blog de una tienda online o una plataforma para pequeños emprendedores, lo primero que intento es ser reconocido por mi conocimiento, habilidad, sensibilidad, creatividad, etc. Luego de lograr la confianza de mi lector (que puede manifestarse en la forma de visitas y comentarios) estoy en posición de interactuar con él y de impulsar honestamente mi causa o mi negocio.
Remar con fuerza y maña.
Todo muy lindo, un argumento lógico y todo eso...pero, después de que me identifico con alguno de los objetivos anteriores, cómo escribo para que mis palabras inspiren confianza en el lector. Si te estás preguntando esto, bienvenida. Este es el verdadero grado cero de la escritura: el cuestionamiento de cómo seducir al otro con palabras. Pero no te asustes, no es un ritual sagrado para iniciados. Los diferentes tipos de texto para interpelar a un lector, suponen cuatro habilidades muy básicas:
- Narrar.- Describir.- Exponer.- Argumentar.
Si te proponés escribir un post sobre tu estado de ánimo, tus recuerdos de la infancia o sobre el viaje increíble que realizaste durante las vacaciones, vas a necesitar las herramientas básicas de la narración. Si tus post son tutoriales o recetas, vas a necesitar la habilidad de describir y exponer con claridad. Y en el caso de intentar vender un producto o servicio, las estrategias de la argumentación son las que te van a auxiliar con mayor acierto. Si este último es tu caso, te interesa leer este artículo de Maider Tomasena. Bueno, de hecho, te interesará todo su blog.
Narrar, describir, exponer y argumentar son cuatro habilidades que con diferentes grados de sofisticación, utilizamos en nuestra vida cotidiana. Tal vez el mayor grado de fineza radique en amalgamar todas estas habilidades en cada post, añadiéndoles nuestro estilo personal. Pero esta es una opinión, simplemente. Lo cierto es que cuando mis conocimientos técnicos sobre un tema son sólidos y los comunico adecuadamente, creo la confianza que estoy buscando. Conocer las técnicas de cada texto y aplicarlas con fluidez me ayuda a trasmitir la sensación de seguridad (tanto de lo que sé como de la posibilidad de ayudar al lector) que deseo proyectar en el otro para que me reconozca, me lea, se interese y actúe. Citando rigurosamente a Lázaro de Tormes es la forma de ir remando con fuerza y maña para llegar a buen puerto.
En conclusión.
Crear confianza, fomentar los lazos en una comunidad de intereses es el puntapié inicial para lograr tu objetivo en un blog. Sea cual sea este objetivo. Y creo firmemente que se logra seduciendo con palabras. Si tuviste la paciencia de leer hasta este momento, espero que te hayas reconocido en alguno de los objetivos planteados. O que hayas vislumbrado que todos ellos están en la raíz de tu blog de una forma u otra. También espero que estés el año próximo para seguir leyendo esta serie de artículos, Para eso, tu opinión es crucial. Necesito saber si te interesa leer más, por ejemplo, cuáles son las técnicas básicas de la narración en un post. Me despido hasta el miércoles, para recibir juntas al nuevo año.