Internados, colegios y escuelas son ya escenarios más que habituales en la literatura juvenil, sin embargo, si preguntáramos cuál es el colegio de magia y hechicería más famoso de todos, pocos dudarían a la hora de dar una misma respuesta: Hogwarts, castillo que J.K. Rowling creó con acierto para Harry Potter, un entorno complejo por el que mover a sus personajes. Pero Hogwarts no es sólo un internado al uso con estudiantes, profesores y clases, sino que en sus terrenos alberga seres fantásticos y habitaciones mágicas. Todo ello hace de la escuela un escenario único y original del que se han realizado amplios estudios.
► Escuela de magia y hechicería
Hogwarts está situado en un castillo en Escocia, pero si un muggle se acercase a este singular colegio, tan sólo vería un castillo en ruinas y señales de peligro. Aunque no es el único colegio de magia, dado que hay otros dos en Europa (Durmstrang y Beauxbatons), es especial porque en él estudia uno de los magos más importantes de todos los tiempos: Harry Potter. Por si fuera poco, por sus aulas también correteó otro de los magos más importantes de todos, aunque por motivos más oscuros: “El Que No Debe Ser Nombrado”, el malvado Lord Voldemort. En este colegio Harry ha conocido a sus dos mejores amigos, Ron y Hermione, junto a los que ha estudiado desde los once años asignaturas tan variadas como Defensa de las Artes Oscuras, Historia de la Magia, Adivinación o Pociones. Sin embargo, las aventuras de estos tres amigos no se han limitado a las clases de Hogwarts, muchas veces han acabado en la enfermería tras toparse con alguna de las criaturas sobrenaturales que habitan el edificio y sus alrededores. La biblioteca, el campo de quidditch o los grandes terrenos en los que hay un lago habitado por criaturas marinas y el Bosque Prohibido, plagado de monstruosos seres, han sido también testigo de la facilidad de Harry, Ron y Hermione para meterse en problemas. Menos mal que siempre han tenido de su lado al bueno de Hagrid, el Guardián de las Llaves y Terrenos, quien vive en una cabaña al lado del bosque, y al director Dumbledore. El colegio fue fundado por cuatro magos que dan nombre a las cuatro casas en las que se subdivide a los estudiantes nada más llegar al mismo: Gryffindor, Slytherin, Hufflepuff y Ravenclaw. Seleccionados según sus aptitudes por el Sombrero Seleccionador, los estudiantes pertenecen a una de las cuatro casas, y cada una de ellas cuenta con un profesor como jefe de ésta y a varios prefectos, alumnos todos de los últimos cursos, seleccionados para controlar a los demás e incluso imponerles castigos en el caso de que no cumplan las normas. Cada una de las casas tiene una Sala Común, a la que se accede mediante una contraseña, y dormitorios divididos por cursos y en habitaciones de chicos y chicas. El castillo de Hogwarts es un lugar con muchas sorpresas y habitaciones secretas. Por un lado, hay lugares que, si eliminamos el componente mágico presente en todo el colegio, encontraríamos en cualquier otro internado, como los dormitorios, las aulas y despachos de los profesores, o el Gran Salón con cuatro mesas largas, una por cada casa, y una para los profesores. Hay otros un poco más peculiares, como la lechucería, las mazmorras o los sótanos. Y por último, hay una serie de habitaciones con un claro componente mágico y que han sido el escenario de hechos importantes en la acción de los libros. Es el caso de la Sala de los Menesteres, que se transforma dependiendo del uso para la que se necesite, o la Cámara Secreta, que contenía un basilisco que atacaba a los magos nacidos de muggles.
► La rutina en el castillo
Pero que nadie piense que por ser una escuela llena de magos estos se libran de una dura disciplina de estudios. En Hogwarts hay siete cursos, y es en el quinto en el que los estudiantes se presentan a los exámenes TIMO, indispensables para cualquier oficio que quieran desempeñar; en séptimo, el último curso, se examinan de EXTASIS para recibir el título que acredita que han finalizado con éxito sus estudios. El año escolar de Hogwarts está estructurado de manera similar a los colegios tradicionales ingleses, con tres trimestres interrumpidos por las vacaciones de Navidad, Semana Santa y verano. Un día cualquiera para un estudiante de Hogwarts empieza con el desayuno en el Gran Salón, momento en el que llega el correo de la mañana traído por las lechuzas. Tras reponer fuerzas y leer las noticias del día y el correo, una campanilla señala el comienzo de la primera clase a las nueve de la mañana, hay distintos descansos entre clases, un almuerzo, y más clases por la tarde. Las distintas clases se imparten en diferentes aulas, tanto en el castillo como en el exterior del mismo: por ejemplo, Herbología, que se enseña en los invernaderos, o Cuidado de las Criaturas Mágicas, cerca del bosque. Cada profesor marca cómo serán sus clases, desde la profesora McGonagall, una animaga que enseña Transformaciones, hasta el oscuro profesor Snape de Pociones y de Defensa contra las Artes Oscuras. Las asignaturas en Hogwarts son Adivinación, Aritmancia, Astronomía, Cuidado de Criaturas Mágicas, Defensa contra las Artes Oscuras, Encantamientos, Estudios Muggles, Herbología, Historia de la Magia, Pociones, Runas Antiguas, Transformaciones y Vuelo. A media tarde, los alumnos pueden relajarse, llega el momento de la cena que se sirve en el Gran Salón, y después los estudiantes pueden ir a las salas comunes de sus casas a estudiar o a relacionarse entre ellos.
►Fuentes de inspiración
Pese a que no puede negársele a Rowling su gran imaginación y originalidad al crear una escuela de magia como Hogwarts, no todo salió de su cabeza. La autora está claramente influenciada por las llamadas School Story o Historias de Colegios, un género muy popular en la literatura anglosajona que tuvo a la también autora inglesa Enid Blyton como máxima artífice. De hecho, Rowling ha confesado en numerosas ocasiones que Blyton ha sido una de sus fuentes de inspiración. Una de las obras que suele nombrar como influencia es Torres de Malory, en la que se relatan las aventuras de un grupo de niñas internas en un colegio de chicas: en ella siempre había elementos de intriga y suspense, y al igual que sucede con Harry Potter, cada uno de los cursos escolares corresponde a un libro. Influencias aparte, resulta innegable la originalidad de la propuesta de Rowling, quien ha ido un paso más allá de las tradicionales historias de colegios incorporando el elemento mágico y sobrenatural. Con ello consigue que las historias ganen en riqueza, el componente mágico dota de particularidades a las clases y al propio colegio, y las aventuras entre magos tienen mucho peso en la acción. Son muchas las novelas que han querido subirse posteriormente al carro de los colegios sobrenaturales: escuelas de vampiros y colegios llenos de monstruos o de zombies parecen querer seguir los pasos de Rowling a la hora de crear centros educativos no tan convencionales como la literatura juvenil nos tenía acostumbrados hasta ahora. Sin embargo, hasta el momento ningún otro autor ha sido capaz de crear un entorno tan complejo y “real”. Hogwarts no es sólo un escenario en el que se mueven los protagonistas de un libro, sino que se ha convertido en un personaje más de las novelas de Harry Potter.