Desde el punto de vista del concepto de escenografía o de los espacios escenográficos, dichos espacios creativos, se desarrollan atendiendo a la función mutable que relaciona la dramaturgia de la historia contada con la acción comunicativa establecida entre usuario y mensaje corporativo prefijado.
Es donde el papel desempeñado por el escenario, ya no es la simple materialización de acotaciones escénicas cuya presencia es preexistente, un lugar neutro, reconocido por la práctica del decorado quien ilustra o dibuja lo narrado, sino un espacio donde las coordenadas espaciales utilizadas por la escenografía, sitúen el sentido de la escenificación en el intercambio, en un juego de correspondencias y de proporciones entre el espacio del escenario, la historia y la intención de proximidad en las miradas del usuario que participa de la cercanía del evento.
La visión globalizadora y comprometida que realiza la organización escenográfica y sus espacios con respecto a la representación, tiene en cuenta marcos cada vez más amplios otorgándoles nuevos y fecundos dominios artísticos de expresión.
Uno de los propósitos del Brandig es dirigirse hacia este aspecto integrador, en el cual, el compromiso y la responsabilidad social han de quedar claramente definida si se desea conseguir una reputación como marca.
Esto es, al igual que el Branding, la escenografía toma conciencia del poder de su autonomía y de su aportación original en la realización de los eventos para las empresas que quieren poseer una identidad diferenciadora rentable con perspectivas de futuro.