Nos sentamos sobre una colchoneta, erguidos como en la fotografía; abrimos las piernas hasta la anchura de las caderas y juntamos las manos por debajo de los muslos.
Antes de empezar el ejercicio, tomamos aire y, al espirar, metemos el ombligo hacia la columna y presionamos la zona lumbar hacia fuera. Soltamos cada vertebra empezando desde abajo hasta arriba, hasta llegar al cuello.
Desplazamos nuestro peso hacia detrás, con los brazos estirados teniendo cuidado de no arquearnos, sino que permaneceremos tan altos como podamos al inclinarnos. Curvamos la mitad de nuestro cuerpo hacia atrás. De esta forma la espalda se estirará formando un arco.
Nos enderezamos al inspirar, vertebra a vertebra, empezando por la lumbar. Repetimos el ejercicio de cuatro a diez veces.
Para hacer este ejercicio podemos imaginar un arco; la forma tensada de este es la que coge nuestra espalda.