¿España? ¿Cuál de ellas?
¿Cataluña? ¿Cuál de ellas? Etcetera…
¿La España izquierda / derecha? Tan cainita como siempre. Las terceras vías, los distintos federalismos y los distintos modos de gestión (Madrid, Extremadura, Andalucía, etcétera), parecen confirmar una ancestral división cainita, que tiene muchos matices antagónicos en no sé cuantas comunidades autónomas.
¿El nacionalismo catalán? Más dividido que ayer, quizá más unido que mañana. CiU / ERC son fuerzas políticas mayoritarias. Pero esa mayoría parlamentaria oculta los enfrentamientos entre CDC y Unió. ¿Se “romperá” CiU para intentar formar un nuevo “frente”, CDC / ERC? ¿Lo saben ellos mismos los dirigentes nacionalistas catalanes? No deja de ser sintomático que en el Parlamento catalán haya más fuerzas y más enfrentadas que en el Bundestag.
¿El nacionalismo vasco? ¿Alguien cree que el “problema” está en vías de solución?
¿Ofrece Andalucía muchas esperanzas?
¿Cómo evolucionará el conflicto lingüístico / educativo en Mallorca?
Mucho peor… cada feudo político, ideológico, cultural, educativo, periodístico, social, etcétera, vive enroscado en los estrechos límites de sus anteojeras.
El 4 de marzo de 2005 el Consejo de Ministros pidió al Consejo de Estado un informe sobre la modificación de la Constitución española en cuatro puntos capitales:
-La supresión de la preferencia del varón en la sucesión del trono.
-La recepción en la Constitución del proceso de construcción europea.
-La inclusión de la demoninación de las Comunidades Autónomas.
-La reforma del Senado.
El 16 de febrero de 2006, el pleno del Consejo de Estado aprobó el informe redactado a petición del Gobierno, subrayando en su prólogo, con una prosa igualmente sibilina:
“No se pide la redacción de textos que den forma jurídica a una reforma cuyo contenido está ya definido, sino un informe acerca de las modificaciones constitucionales que la consulta define solo por relación a los objetivos que el Gobierno considera deseables”.
Dicho de manera menos tortuosa:
-El Gobierno pedía al Consejo de Estado un informe que permitiera avalar una reforma constitucional concebida con objetivos políticos propios.
-El Consejo de Estado respondía con un informe que sugería varias posibilidades de reforma constitucional.
Pronto se confirmaría que la reforma constitucional “con objetivos políticos propios” y las reformas constitucionales sugeridas por el Consejo de Estado eran incompatibles. Distintas y quizá antagónicas.
Años más tarde, esas diferencias de inmenso calado histórico y constitucional se han agravado de manera angustiosa, entre sucesivos gobiernos y el Consejo de Estado, entre los dos grandes partidos mayoritarios (PP y PSOE), entre las distintas familias regionales de un mismo partido (PSOE), entre los gobiernos de Cataluña y España, entre las oligarquías ideológicas dominantes, entre los más variopintos proyectos de posibles reformas de la Constitución, que oscilan entre la “recentralización”, el “federalismo” y el “federalismo a geometría variable”.
Ortega comparaba a Castilla con Roma, capaces, decía en su España invertebrada (1921), de “forjar amplias estructuras nacionales”:
“La potencia verdaderamente substancial que impulsa y nutre el proceso es siempre un dogma nacional, un proyecto sugestivo de vida en común. Repudiemos toda interpretación estática de la convivencia nacional y sepamos entenderla dinámicamente. No viven juntas las gentes sin más ni más y porque sí; esa cohesión a priori sólo existe en la familia. Los grupos que integran un Estado viven juntos para algo: son una comunidad de propósitos, de anhelos, de grandes utilidades. No conviven por estar juntos, sino para hacer juntos algo.”
¿Hacer juntos algo..? ¿Rajoy, Rubalcaba, Mas? ¿El PP y el PSOE? ¿Entre Cataluña y Andalucía? ¿Entre Castilla y el País Vasco? ¿Hay otros “líderes” que propongan un proyecto vagamente común..?
El cáncer ideológico guerra civilista no es la única manera de hundir siempre más bajo la conciencia cívica.
Frankfurter Allgemeine Zeitung (FAZ, Feuilleton, Zeit der Gier, Mittwoch, 28. März 2007) publica un artículo atroz de Paul Ingendaay denunciando el saqueo de España, víctima de los españoles, acelerando la desertización para intentar saciar la insaciable voracidad inmobiliaria. El Tiempo de silencio de Martín Santos se transforma ahora en Tiempo de avaricia: “España está malgastando su futuro, insensible al cambio climático” [ .. ] “El primer principio es saquear”.
La rapacidad y el saqueo de la tierra profanada coinciden con el sonambulismo económico. Financial Times publica un análisis implacable de Martin Wolf (FT, The pain in Spain will follow years of rapad economic gain, March 28 2007), denunciando seis puntos débiles:
1. España ha perdido competitividad.
2. Débil capacidad tecnológica.
3. Las inversiones recientes han ido al boom de la construcción.
4. La industria española es muy vulnerable ante los nuevos productores este europeos.
5. Baja productividad nacional.
6. Rigidez del mercado laboral.
Desmenuzada con frialdad clínica tal fragilidad estructural, Martin Wolf concluye: “Cuando termine el boom de la construcción, los políticos españoles tendrán que gestionar el ajuste, con todas sus consecuencias”.
Las llamas del endeudamiento y la corrupción municipal iluminan el rostro macilento del Estado.
-Endeudamiento que significa ausencia de control. El Estado no controla la deuda contraída por municipios y autonomías.
-Corrupción que deja al descubierto los mecanismos que permiten a las burocracias locales escapar al control de los parlamentos municipales y autonómicos.
¿Qué pensar de un ex ministro de justicia estudiando sus posibles querellas contra el Estado, que intenta recortar sus gastos y endeudamiento municipal…?
¿Hasta dónde llegan los tentáculos de las mafias municipales, cobrando hasta 10 millones de euros por cabeza y contrata…?…………………………..
Cinco siglos de catástrofes y metamorfosis institucionales no han sido suficientes para comenzar a comprender el origen de la tragedia original: la política, la economía, la administración y las instituciones españolas quizás no hayan expresado nunca, plenamente, el soberano y suntuoso esplendor de la original arquitectura espiritual de España.
De la inexistencia de España propone pensar nuestra realidad histórica través del legado de nuestras literaturas y nociones del amor, del origen de “español” hasta el siglo XX, insistiendo en el terreno decisivo del mestizaje de nuestras distintas lenguas, culturas y religiones. Una revisión de mil años de historia literaria y cultural, en busca de las raíces de dramas y problemas bien actuales. De las jarchas al Estado de las autonomías.