Para redimirme, este fin de semana he estado restaurando un espejo que me encontré hace un par de semanas al lado de casa. El diseño del susodicho no me gustó mucho al principio, pero al fin y al cabo, estaba hecho de madera maciza y eso siempre es un plus, así que lo recogí.
Formaba parte de lo que supuse seria un tocador de los 70, era de pino y llevaba un barniz extra fuerte, así que lo primero que hice fue poner decapante para quitar el brillo y dejar la madera al natural.
Una vez hice esto, puse en práctica una técnica divertida a la par que destructiva, que consiste en poner dentro de un trapo varios objetos metálicos como tornillos, clavos, tuercas, etc. y dar golpes para simular el paso de los años de forma rápida. Cuidado aquí no le vayáis a coger el gustillo a los azotes y dejéis el objeto listo para el vertedero.
Una vez hecho esto mi novia me sugirió (por llamarlo de alguna forma) que lo pintara en gris, por lo que accedí sin pensarlo demasiado. Creo que fue un acierto pues es un color del que no tengo mucho por casa y le va bastante bien a la pieza. Por último le dí un suave lijado y una capa de cera mezclada con un poco de betún y la retiré. Y bueno como siempre, este es el resultado, me hubiera gustado tener más fotos pero sinceramente, no pensé en ello, espero que lo disfrutéis: