La jefa de la Sección Femenina del PP en Madrid (título en disputa con la alcaldesa Ana Botella, Santa Esposa Oficial de José María Aznar), marquesa consorte (o sea, aristócrata por braguetazo) y presidenta de la Comunidad Autónoma madrileña, esa individua a la que su pariente el escritor Jaime Gil de Biedma se refería hace medio siglo como "la primita tonta de Madrid", es decir doña Esperanza Aguirre y Gil de Biedma, acaba de despacharse con un regüeldo patriótico de esos que abren las carnes de cualquier persona con dos dedos de frente.
A doña Aguirre Primo de Rivera le encoleriza tanto, pero tanto tanto, que esas hordas de nacionalistas que amenazan invadir su Madrid con motivo de la Final de la Copa del Mataelefantes (vulgo, Su Majestad el Rey de España) monten el espectáculo separatista silbador durante el partido, que ha pedido públicamente que el encuentro futbolístico se celebre a puerta cerrada para evitar "ultrajes a la bandera, al Jefe del Estado y al himno" españoles. De paso, y casualmente, otros nacionalistas, los fascistas de la cuerda de Aguirre Primo de Rivera, han convocado una manifestación bajo el lema "Una sola bandera", que amenaza con provocar graves incidentes y sobre la que, casualmente, la guerrera delegada del Gobierno en Madrid no se ha manifestado todavía.
Hasta el jefe del PP en el País Vasco, ese chico con cara de estudiante del Opus que responde por Basagoiti, le ha recordado a Aguirre Primo de Rivera que "a mí tampoco me gustan los insultos de 'vascos, moriros' o los insultos que se ven en los fondos de campos de Madrid con banderas preconstitucionales". Una manera suavona de aludir a la presencia masiva e impune en los campos de fútbol españoles de grupos fascistas perfectamente organizados y consentidos por los clubs y los poderes públicos, rebaños que enarbolan enseñas prohibidas en los países civilizados de Europa y gritan consignas de odio que en esos mismos países les llevarían directamente a la cárcel.
Ocurre que doña Esperanza comienza a tener problemas considerables. Problemas de orden político y judicial que empiezan a poner en cuestión no ya su futuro político a medio y largo plazo, sino incluso a muy corto término. Por una parte está la investigación judicial del asunto Gürtel-PP, que como el bosque que trepa hasta el castillo de Macbeth ya ha comenzado a introducirse en la Comunidad madrileña, esa finca cerrada en la que reina Aguirre como una Cibeles todopoderosa encarnada en presidenta. Para mayor inri hace solo unos días acaba de estallarle en la cara la ocultación del déficit en su Comunidad ( y en al menos otras dos gobernadas por el PP), que ha disparado el déficit público español hasta rozar (y seguramente superar de largo) el 9%. ¿Qué más sorpresas aguardan en los cajones donde duermen las contrataciones y facturas de la Comunidad madrileña? Las vamos a ir conociendo a medida que avance la investigación sobre Gürtel, y cuando se comience a investigar el feo asunto de Bankia, algo que inevitablemente sucederá más temprano que tarde. Y es que, como todo el mundo sabe, una de las razones de la explosión de Caja Madrid ha sido el saqueo continuado de fondos públicos con el que los dos principales dirigentes del PP madrileño, Aguirre y Gallardón, han financiado sus carreras políticas mediante la realización de obras faraónicas en la capital y la Comunidad, por no desvelar ahora otros asuntos en cuanto al uso "politizado" de fondos de la segunda entidad de ahorro del país que sin duda van a empezar a salir a la luz en los próximos meses.
En fin, que por primera vez en su vertiginosa carrera política la Aguirre se siente acosada y cuestionada. En respuesta, esta mujer carente de cualquier clase de escrúpulos ha decidido huir hacia adelante intentando provocar con sus declaraciones un serio conflicto, que a ella le serviría para desviar la atención mediante el burdo procedimiento de envolverse con la enseña del patriotismo y "lo nuestro". Una vez más Aguirre Primo de Rivera hace trampas, pero esta vez se le ha visto el culo y hasta en su propio partido coinciden en que es mejor que se lo tape y deje de decir gilipolleces.
En la fotografía que ilustra el post, Esperanza Aguirre y Rodrigo Rato, el defenestrado presidente de Bankia, en los días de vino y rosas en los que la presidenta madrileña impuso a Rato como presidente de Caja Madrid.