Espondilitis anquilosante: causas, síntomas y complicaciones

Por Enfermeria Real Enfermeria Real @enfermeriareal

La espondilitis anquilosante es una enfermedad que se encuentra en el grupo de las espondiloartropatías inflamatorias y de forma progresiva afecta a todo el sistema musculoesquelético y a otras partes del cuerpo, como los ojos y el corazón.

La espondilitis anquilosante limita mucho la movilidad del paciente dificultando la realización de las actividades básicas de la vida diaria, lo que condiciona su calidad de vida.

¿Qué es la espondilitis anquilosante?

La espondilitis anquilosante es una enfermedad dolorosa y progresiva, que afecta principalmente a la columna vertebral y con mayor frecuencia a las zonas cervical, lumbar y a la articulación sacroilíaca, aunque también pueden aparecer síntomas en la cadera, las rodillas los hombros, en el tendón de aquiles, tendones y ligamentos diversos, inflamaciones oculares en el iris (iritis), en la úvea (uveitis) y en el corazón, manifestado por valvulopatías. En algunos casos también se puede presentar enfermedad inflamatoria intestinal y afectar a los riñones y pulmones.

La espondilitis suele aparecer entre los 20 y 30 años, con una incidencia superior en varones. La enfermedad se manifiesta generalmente con dolor en la cadera o lumbago que aparece y desaparece de forma intermitente y empeora durante la noche, por las mañanas o después de un largo periodo de inactividad.

El dolor de espalda suele comenzar en las articulaciones sacroilíacas, por lo que se puede ver afectada parte o toda la columna.

La espondilitis anquilosante afecta de una manera diferente a cada persona y se puede decir que no hay dos casos iguales. Los síntomas vienen y van a lo largo del tiempo. Puede darse el caso de que llegue a remitir la enfermedad pero es habitual que la la columna lumbar se vuelva rígida, como consecuencia del crecimiento adicional de hueso y lo mismo puede pasar en la zona cervical.

Causas de la espondilitis anquilosante

La causa de la espondilitis anquilosante sigue siendo desconocida. Suele manifestarse normalmente en personas previamente sanas y es frecuente la agregación familiar a pesar de no ser una enfermedad hereditaria.

La presencia del gen HLA-B27 hace que la persona esté genéticamente predispuesta a sufrir la enfermedad.

También se conoce que los factores medioambientales desempeñan un papel importante en el desarrollo de la espondilitis anquilosante, existiendo una relación entre las espondiloartropatías y las infecciones intestinales y genitourinarias.

Síntomas

El curso clínico y la enfermedad varían de un paciente a otro, por tanto, es difícil hacer un pronóstico individualizado. En algunos pacientes la progresión hacia la anquilosis es más o menos rápida, mientras que en otros muchos los síntomas manifestados son mínimos. Estos síntomas pueden manifestarse a lo largo de toda la vida de una persona sin apenas ocasionar trastornos.

En algunos casos tienen una progresión benigna, con periodos de agudizaciones y remisiones, y esto permite llevar una vida normal.

La progresión hacia la anquilosis y la deformidad vertebral es muy variable, ya que es durante la primera década de la enfermedad cuando la progresión de la rigidez vertebral es más manifiesta.

La artritis periférica, sobre todo la de cadera, la temprana edad de inicio de la enfermedad, antes de los 16 años, la limitación vertebral y la escasa o nula respuesta a los inflamatorios, se han relacionado con un peor pronóstico de la enfermedad.

Los síntomas de la espondilitis anquilosante engloban:

  • Dolor agudo en la parte baja de la espalda que empeora de madrugada o después de un periodo de inactividad. Se manifiesta generalmente al inicio de la enfermedad y es un signo más o menos orientativo. El dolor de las sacroilíacas no tiene porque limitarse a esta zona, a veces aparece en la parte posterior del muslo y llega hasta la rodilla. Normalmente se presenta como un dolor bilateral que afecta a una o a ambas sacroilíacas, puede llegar a sufrir anquilosis y con el tiempo el paciente dejará de tener dolor en esta zona.
  • Movimientos limitados y rigidez matutina en la parte baja de la espalda o la cadera, de no menos de una hora de duración, que disminuyen con el movimiento.
  • Expansión limitada del tórax, lo cual provoca dificultad para el movimiento y la respiración.
  • Disminución de la movilidad: La limitación de movimientos se hace evidente cuando están afectadas las caderas. En este caso suele ser bilateral y autolimitado.
  • Dolor e inflamación de las articulaciones de los hombros, rodillas, tobillos, cuello, tarso y metatarsofalángicas.
  • Dolor en los talones
  • encorvamiento crónico
  • fatiga
  • fiebre leve
  • pérdida del apetito

Los pacientes que evolucionan a una forma completamente invalidante representan alrededor del 10% del total de los afectados.

Complicaciones

Las complicaciones no aparecen en todas las personas, de hecho, actualmente la aparición de complicaciones se ha reducido. Aún así, las posibles complicaciones son:

  • valvulopatía cardíaca, principalmente estenosis de la válvula aórtica
  • aortitis (inflamación de la arteria aorta) se puede presentar en estadios muy avanzados o enfermedad severa
  • Iritis o uveítis. entre el 25 y el 40% de los pacientes pueden sufrir esta inflamación en algún momento de su vida. Se manifiesta con dolor ocular, enrojecimiento y visión borrosa. Suelen ser unilaterales y curar rápidamente.
  • Fibrosis pulmonar: se ven afectados los lóbulos superiores del pulmón en fases muy avanzadas debido a la limitación de los movimientos respiratorios. Sucede con poca frecuencia y suele ser bilateral.
  • Fusión de las articulaciones: en la columna vertebral, principalmente, pero también en otras partes del cuerpo. está provocada por los daños en los huesos y cartílagos.
  • Osteoporosis: pérdida de masa ósea que puede desembocar en fracturas vertebrales. Puede aparecer al inicio de la enfermedad y también en pacientes sin sintomatología raquídea.
  • Enfermedad inflamatoria intestinal, úlceras e inflamación en todo o parte del intestino, con cuadros de diarrea, cólicos y anemia.
  • Fractura de columna cervical. Es la complicación más grave y es debida a un traumatismo teniendo osteoporosis.
  • Psoriasis: la padecen entre el 16-20% de los pacientes
  • Incapacidad para andar. En el caso de verse afectadas las articulaciones de las caderas de forma bilateral. Se soluciona con una intervención quirúrgica de protesis de cadera.