La historia es la siguiente. Un paciente con diagnóstico de SIDA va a la farmacia en un pueblito alemán, compra su tratamiento habitual y cuando llega a casa descubre que la caja está vacía. Pone una queja y la farmacéutica GlaxoSmithKline, tras su denuncia, comprueba que el medicamento tiene un envoltorio falso. Este es el comienzo de una investigación que ahora se traslada a los juzgados y podría convertirse en uno de los mayores escándalos farmacéuticos alemanes.
Lotes de medicamentos para el SIDA destinados a Sudáfrica eran empaquetados de nuevo, reenviados y vendidos en las farmacias alemanas, ganando de este modo ilegalmente el descuento que tenían estos medicamentos por recibir ayudas al desarrollo. Otra parte de estos medicamentos eran producidos de manera ilegal en Sudáfrica y enviados después a las farmacias alemanas. Según la cadena NDR, los medicamentos iban de Sudáfrica a Alemania, pasando por Suiza y Bélgica. Se encontraban en buen estado, aunque también se investigará si se rompió en ellos la cadena de frío.
La Oficina Federal de Investigación criminal, la BKA, ha abierto una investigación para aclarar una posible estafa de más de 10 millones euros a las aseguradoras médicas. Más de 10.000 preparados habrían sido introducidos ilegalmente en el mercado alemán. El asunto, me explica Negrete, está pasando casi desapercibido en la prensa alemana.
Más info: En el libro Traficantes de salud.