Estamos en una sociedad que ensalza el poder del placer y de la juventud como sinónimos de una vida feliz. Sin embargo, el abanico de emociones y sentimientos es muy extenso a nivel humano. Renunciar a esa riqueza implica reducir la naturaleza humana a su mínima expresión.
Estar triste no siempre es estar deprimido. Uno de los síntomas de la depresión es la tristeza crónica vivida de una forma tan enfermiza que el enfermo no tiene energía para seguir con su rutina cotidiana. Sin embargo, la tristeza vivida de una forma positiva no es una enfermedad, se trata de un sentimiento natural cuando se produce por una causa concreta.
Es normal sentir tristeza ante la muerte de un ser querido, la pérdida de trabajo, el desempleo de larga duración, la traición de un amigo, la soledad profunda, un sueño roto…
Vivir la tristeza como algo natural es un aprendizaje que te permite conocerte mejor a ti mismo ya que las emociones nos dan información sobre nosotros mismos y nuestra situación presente. No existe nada más dañino para una persona que está triste que forzarse a sí misma y aparentar que está bien ante los demás cuando por dentro, siente que se le rompe el mundo.
Es decir, ante una situación de tristeza es positivo comunicar la situación a alguien cercano, hablar con naturalidad de uno mismo, explicar las razones y las causas de la situación. La palabra es muy terapéutica. También es muy humano llorar porque las lágrimas te limpian por dentro.
En una situación de tristeza también es de vital importancia no cargar con más peso del necesario. Una persona que está atravesando un capítulo doloroso debe evitar en la medida de lo posible la compañía de personas negativas para protegerse y cuidar de sí misma. Conocer tus límites te ayuda a ser más consciente de tu energía.
La tristeza es sana, por ello, es de vital importancia no reprimir los sentimientos y ser sincero con uno mismo. La tristeza puede alertarte de que algo en tu vida no va bien, por ejemplo, puede significar que en tu relación hay algo que está fallando si desde hace un tiempo no te apetece compartir tiempo con tu pareja. Para encontrar un remedio para tu tristeza, en primer lugar, tienes que conocer la causa. La respuesta está dentro de ti.
Maite Nicuesa Guelbenzu para 3Contigo Coaching