"Este sitio se traga a la gente, un día estás hasta que de repente desapareces" Nerea Barros en `La Isla Mínima´

Publicado el 10 marzo 2015 por Callebaker @jeanne_duval
La Isla Mínima crea ambiente desde el minuto uno, con esos planos aéreos de las marismas, tan angustiosas como extraordinarias, ofreciéndonos una fotografía que parece
un laberinto del que no vamos a poder escapar. Y así es.

La historia que aquí nos presenta Alberto Rodríguez, nos sitúa en la Andalucía del año `80, en un pueblo pequeño y asfixiante en el que acaban de desaparecer dos hermanas: Carmen y Estrella. Para investigar la desaparición llega una pareja de policías que son la cara y la cruz, dos caras de una misma moneda para ampliar las miras a la hora de encontrar a las chicas. 

La Isla Mínima tiene muchos puntos a favor y por ello fue tan premiada en los Goya (alguno, como el de actriz revelación, un poco excesivo) y los Feroz. Su reparto transforma

un guión, con alguna carencia, en una película única en la historia del cine español. El increíble y agresivo Javier Gutiérrez, el desconfiado Raúl Arévalo, un Antonio de la Torre breve, pero siempre sorprendente, Nerea Barros, breve también, pero desgarradora, además de un Jesús Castro que cumple a la perfección con su papel. A todos ellos se unen una serie de secundarios que permiten hacer redonda esta película, entre los que destaco a Adelfa Calvo (la señora que enseña la hacienda) y a Salvador Reina. 

La fotografía, como he dicho antes, es maravillosa, pero esas potentes imágenes vienen acompañadas de una banda sonora firmada por Julio de la Rosa que, en multitud de ocasiones, me recordaba a una mezcla entre la de Gustavo Santaolalla en Babel y la de Atticus Ross y Trent Reznor en Millennium. 

Quizás, una de las pocas cosas que mi chirría de la película es el poco misterio a la hora de desvelar al sospechos@. Según dudan de uno, prueban que no puede ser él y lo

descartan, sin que reaparezca en la trama, haciendo que la tensión se tambalee un poco. Por lo demás, una historia fantástica, resuelta de una manera única, ese saber hacer español que no solemos apreciar y que en su lugar, preferimos decir que copian a los grandes blockbusters de Hollywood. No lo creo así, el potencial del cine español es inmenso, solo hay que dejarle hacer y confiar ciegamente. En el fondo, esa es la magia del cine, ¿no?
¿Por qué recomiendo La Isla Mínima?: porque es un claro ejemplo de que en España se puede hacer buen cine. Y lo de "al estilo americano",mejor os los ahorráis. Es la excusa más barata para echar por tierra un buen trabajo. 
La mejor escena: la visión impersonal, vacía, de contenedor que nos da el plano aéreo del cementerio.