Celdrán afirmó que si algo tiene de sorprendente el texto original es su desnudez visionaria, su permanencia, su cercanía: una historia raigal sobre nosotros mismos. Encontré así el camino de la versión, deseché la construcción de un dispositivo de época para centrar la acción en cualquier tiempo cubano, y abrir el horizonte a comportamientos y caracterizaciones libres de arqueologías, donde los actores pudieran acercar los personajes a nuevas resonancias.
Y es que, para Celdrán -director del grupo-, la biografía familiar de Piñera, el cuadro de época de la República, el paso demoledor
del tiempo, el absurdo y la repetición progresiva de sucesos cotidianos exigían una construcción abrumadora y monumental, excesiva para sus propósitos.
Esta vez, el personaje de Luz Marina es interpretado por Yuliet Cruz, Oscar por Alexander Díaz, Ángel por Pancho García, Ana por Verónica Díaz, Luis por Waldo Franco, Laura por Edith Obregón y Rachel Pastor, Enrique por José Luis Hidalgo y Benigno por Michaelis Cue, este último en una actuación especial.
La vida de la familia Romaguera durante 20 años regresa desde una visión diferente. No obstante, la historia es la misma: Luz Marina lucha por llevar adelante la economía de la familia con su oficio de costurera, mientras se suceden conflictos entre los hermanos y los padres. Problemáticas propias de una familia típica cubana.
Carlos Celdrán, quien ha dirigido otras puestas como Talco (2010), Chamaco (2006) y Vida y muerte de Pier Paolo Pasolini (2004), declaró que si el empeño ha tenido algún sentido es la experiencia real de desentrañar una obra que fue escrita con un texto para todos nosotros. Sirva esta experiencia vivida, entonces, de homenaje en su centenario, a quien se ocupó de estas revelaciones.
Por: Indira Román Geraica
Fecha: 2012-01-20 Fuente: CUBARTE
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