Estudiar actuación: lo que se cree vs. lo que es

Por Vanessa Vanessa Guízar Marín @PortalEspejo
Esta entrada está dedicada a mis extraordinarios profesores de Actuación: Alicia Hermida, Jaime Losada y Ana Ramos, y a los de Literatura Dramática: Ilya Cazés y Fernando Martínez Monroy. 
Ya te entregué en una ocasión una entrada sobre lo que es estudiar Ballet realmente, enfrentado a algunos mitos comunes. Hoy haré lo mismo con las clases de Actuación, porque también es un área sobre la que a menudo se escuchan cosas extrañas, o al menos exageradas, y porque parece que no tengo tanta imaginación.  En fin: 
LO QUE SE CREE:
Voy a estudiar Actuación, porque no soy una persona seria, ni útil, y no tendré que preocuparme por las mismas presiones que tendría en otra carrera. Mis días serán un coctel de locura estrambótica y flojera, y cuando vaya a clase un par de horitas, solo bastará con lucirme y ponerme intensa/o nada más porque sí. Hell yeah!!
LO QUE ES:
Al día siguiente tengo que hacer un examen sobre las partes de un reflector, presentar una escena, no pude ir a ver la obra de teatro que había que analizar, y, peor aún, toca improvisación y todavía me duelen los músculos por la clase de expresión corporal. ¿Dormir? ¿Tranquilidad? ¿Qué era eso? Ya no lo recuerdo.... tal vez ya no lo recuerdo porque toda mi memoria está ocupada con el texto nuevo, y no sé cómo resolver el personaje. También he olvidado los rostros de todos aquellos que conocí antes de consagrar las veinticuatro horas del día a esto... oh, por Dios, mañana hay ensayo a las 11:30 de la noche... y ni siquiera estoy en mi casa ¿De quién es este sofá?
LO QUE SE CREE: A partir de hoy sólo me dedicaré a ponerme disfraces y a hacer payasadas, y por fin dejaré atrás la escuela, para la que era malísima/o. No tendré nunca más que abrir un libro o que tener algún reto intelectual de ningún tipo, pues mi única tarea sera repetir como perico lo que otro escribió, para lo cual no requiero mayor conocimiento.
LO QUE ES:
Y yo que pensé que no volvería a sentarme en un pupitre a escuchar teoría, escribir y leer, y va resultando que para "repetir" lo que otro creó, hay que entender el tema, el trasfondo, y absolutamente todo lo que ocurre con el personaje, incluyendo lo que aquel otro no escribió, además de memorizar tal cantidad de diálogo que las fórmulas de física no eran nada. Para llegar a eso me tengo que aprender las teorías sobre estructura dramática desde todas las perspectivas, hasta el punto en que ya siento que conozco a Eurípides  personalmente; Historia, desde punto y coma de la épica y mitología griega, hasta de cuál fumaba Ionesco; Gramática, pero muchísima Gramática, podría vomitar Gramática; cosas tan fascinantes como en que posición está la lengua cuando pronunciamos cada vocal y consonante; Anatomía, porque hay que conocer el aparato fonador y los músculos que ayudan a moverse en escena, y todos los días de la semana tengo que leer una obra de teatro, o un libro de algún señor denso, como Grotowsky, o técnico, como Stanislavsky, que me dejan más confusión que respuestas respecto al arte dramático, o sobre quién soy, o porque soy, o si merezco existir. Por cierto, sobre cada uno hay que hacer un ensayo. 
LO QUE SE CREE:Todo en la vida de un actor es glamour. Desde este momento mi estilo, sex-appeal y savoir-faire y otras cosas elegantes con un guión en medio no pasarán inadvertidos para nadie. Los reflectores me siguen, todos me aman y ganaré millones.
 LO QUE ES:Me alegro mucho de que hayamos aceptado a Marielo como tercer roomate, porque por lo menos así ya alcanza para el gas para bañarse con agua caliente y tal vez cocinar, además de que me da aventón desde el restaurante de comida rápida en que ambos trabajamos en el turno vespertino. Espero que encuentre a alguien en la vida que me acepte y me ame sin rasurar o arreglar, porque no he podido hacerlo, y cuando tengo tiempo estoy cansada/o. Al diablo con el sex-appeal. A quién fregados le importa ser sensual o fabuloso cuando tiene que ver otra película de Bergman a la que no le entiende ni los créditos.
LO QUE SE CREE: En la escuela de Actuación podré sublimar mi narcisismo y todos los días me aplaudirán. Lloverán  aquellos halagos que me merezco, y hasta el último movimiento que haga lo observarán con asombro y admiración.
LO QUE ES: Nunca me aplauden en clase, porque no se puede, y porque además mis compañeros están hartos de verme repetir lo mismo dieciocho mil veces, sin mencionar que la mayoría de esas repeticiones salen de la patada, y mientras más de la patada salen, más crece la furia de mi profesor o director, a la cual hay que temerle como a los rayos de Zeus, y si llego a su límite me revelará que tengo defectos que ni siquiera sabía que existían. Me aplaudirán en la muestra al público, pero sólo si les gusta, para lo cual requiero trabajar muchos meses... y aún así la audiencia está en su derecho de no disfrutar lo que estoy haciendo, y cabe la posibilidad de hacer el ridículo o de que se duerman o  me abucheen.
LO QUE SE CREE:  El escenario y las cámaras son todos míos. Desde el primer instante derrocharé talento y aplomo, y mi gran genio artístico deslumbrará en cuanto se abra el telón.

LO QUE ES: Durante mi primera clase tenía que pasar y hacer una improvisación cómica de un pato humanizado con una enfermedad psiquiátrica que expresaba su ira a través de una acción simbólica, y no supe qué hacer. Quería llorar y correr con mi mamá, pero las piernas y el cerebro no me respondían. Ahora, cuando lo recuerdo, sigo queriendo ir a llorar con mi mamá, aunque ya debería haberme acostumbrado a que por lo general enfrentarse al escenario es difícil y embarazoso, sobre todo cuando se ensaya por primera vez.
LO QUE SE CREE:  Los actores son los mejores mentirosos porque, ¡rayos!, a eso se dedican.
LO QUE ES: --¿Pero por qué, chicos, si son tan buenos actores, cuando intentan mentirme se ponen nerviosos, y son tan malos que puedo ver a través de ustedes que algo no es cierto de una manera patética?
--Porque, ¡rayos!, actuar y mentir son dos procesos muy diferentes, y la ficción no es engaño puesto que sabes que yo no soy Hamlet ni Ofelia.  Además, a veces los actores más bien pecamos de demasiado sinceros, cuando debíamos cerrar nuestra bocota.
LO QUE SE CREE: Cariño, si pretendes romper mi seguridad, autoestima y amor propio más vale que tengas un taladro de muy alto poder.

LO QUE ES: Creo que no lo hago bien, es más, estuve fatal. Es más, merezco morir porque estorbé a mi compañero. Tengo la nariz chueca, se ve peor a cuadro, y cada cosa que me dicen me hiere de tal forma que sangra mi alma insignificante. No voy a poder lograrlo. Y luego, Cosme y Ruperta son tan buenos... nunca voy a estar a su altura. Y si me vuelvo a equivocar, ya valió sorbete la vida.
LO  QUE SE CREE: 
¡¡GUAU!! En algún momento me tocará pasar a hacer una escena romántica con ese mega bizcocho que se deshace de bueno. 
LO QUE ES: Claro que sí, pero también con todos mis demás compañeros, incluído el que no se baña, a la que le sudan las manos, el que tiene mal aliento, con la que me acabo de pelear y todos aquellos del género opuesto a mis preferencias sexuales, que no me inspiran ni el más mínimo asomo de atracción.
LO QUE SE CREE:Enamoro a cualquiera que se cruce en mi camino de seducción y placeres dionisiacos orgíasticos. ¡Sexo, drogas, buen vino, sexo, autos deportivos, desenfreno, fiestas, sexo!
LO QUE ES: Si tengo suerte para comer algo mejor que un sandwich del minisúper de la esquina, considero que fue un día maravilloso. Es más, tengo suerte si hubo tiempo de conseguir algi comestible. Me gustaría mucho que me alcanzara el día para pasar un rato con mi pareja estable a la que amo... cuando consiga una.
LO QUE SE CREE:Fui a una de sus fiestas, y me la pasé bomba, pero déjame decirte que muchos estudiantes de Actuación tienen medio flojo un tornillo.
LO QUE ES : Fui a una de sus fiestas, y me la pasé bomba, pero déjame decirte que la mayoría de los estudiantes de Actuación están más orates que una cabra desorientada.
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