Estrategia de la presencia en crisis, que trata de salvarse sustrayéndose dramáticamente a todos los estímulos, imponiendo un veto general a todos los actos: murallas y diques. Es decir, la presencia en crisis que no consigue rescatarse se ausenta. Es la única garantía que encuentra de no ser tocada. El Bloom trata de atenuar al máximo su capacidad de afectar y ser afectado, porque interpreta que es justo ahí por donde se ha colado el dolor intruso (“me expuse demasiado”). Localiza en la relación consigo mismo, con los demás y con el mundo la fuente de un dolor que no tolera, pero tampoco sabe metabolizar.