ETIOLOGÍA DE LA DISLEXIA y más...

Por Rosinauriarte
Publicado en BREAL-Dislexia
Otra gran cuestión que envuelve este trastorno es el origen del mismo, es decir, su etiología. A lo largo de los años se ha hablado de genética, dominancia cerebral, lateralización, alteración cognitiva, etc.
Según la Associació Catalana de Dislèxia i altres dificultats específiques, la historia familiar es uno de los factores de riesgo más importantes ya que en este trastorno se ha observado un alto componente genético. Hasta el 68% de personas disléxicas tiene un progenitor o ambos con el mismo problema, y el hermano de un disléxico tiene el 40% de posibilidades de tener el mismo trastorno. Pennington (1996) coincide con este último dato, destacando que el 40% de los hermanos de niños disléxicos tienen en mayor o menor grado el mismo trastorno y en los padres de disléxicos la prevalencia va desde el 27 hasta el 49%. Teniendo en cuenta estos datos es fácil afirmar que la dislexia tiene una fuerte carga genética, aunque no está demostrado el tipo de herencia por el que se rige.
Por otro lado, han sido muchos los estudios que han pretendido esclarecer las causas de la dislexia, buscando en déficits neurológicos.
En un primer estudio se llegó a la conclusión de que la dislexia se debía a un defecto congénito del cerebro que afecta a la memoria visual de las palabras y letras, cosa que les provoca las dificultades que manifiestan estos sujetos en reconocer o comprender las palabras escritas.
Otro estudio posterior determinó que la dificultad de establecer la dominancia cerebral en cuanto a la competencia de imágenes provocaba la estrefosimbolia, esto es, invertir los símbolos.
En 1956 Drew realizó un estudio según el cual las dificultades en el reconocimiento e interpretación de las palabras se explican a la existencia de ceguera verbal congénita, cosa que se debe a un retraso en el desarrollo de los lóbulos parietales.
Años más tarde, en 1970, Critchley concluyó que la causa de la dislexia era la inmadurez del desarrollo cerebral, cosa que provocaría las rotaciones, inversiones, omisiones, sustituciones y los problemas de pronunciación y análisis estructural.
Un estudio sobre los problemas de conducta de los niños disléxicos (Hirsch, 1968) vuelve a poner el acento en el retraso de la dominancia lateral, lo cual sería causante de la mala memoria para los detalles, la distorsión en la reproducción de configuraciones espaciales, los problemas viso-motores, la desorganización personal, etc.
Actualmente, sin embargo, existe controversia respecto a los factores neurológicos implicados en la dislexia.
Rosa Mª Rivas Torres y Pilar Fernández Fernández (1994) destacan las aportaciones procedentes desde perspectivas neurológicas y cognitivas, analizando los factores neurológicos estudiados en relación a la dominancia cerebral y la lateralidad, por un lado, y los factores cognitivos responsables en el proceso de lectura, por el otro.
Para estas autoras, los signos y síntomas que muestra un sujeto disléxico se deben a un retraso madurativo que provoca una afectación de las relaciones espaciotemporales, la motricidad, la discriminación perceptiva, los procesos simbólicos, la capacidad atencional y numérica y/o las habilidades sociales y personales.
En la misma línea se encuentra Margarita Nieto (1988), quien considera que la dislexia se debe a una inmadurez o disfunción neuropsicológica, ya que las dificultades que presentan los sujetos disléxicos son las mismas que manifiestan, de modo transitorio, los lectores aprendices.
Siguiendo estas dos categorías establecidas, vamos a hacer un repaso por las conclusiones extraídas a raíz de los resultados de diferentes estudios que comparan disléxicos y buenos lectores.
Empezando, pues, con los factores neurológicos Monedero (1984) expone que la mayoría de sujetos disléxicos presenta lesiones cerebrales, no obstante, existe un acuerdo generalizado en afirmar que no existe relación causal entre la alteración orgánica y las dificultades de aprendizaje de la lectura.
Dentro de los trastornos neurológicos, se encuentran los perceptivos, tanto visuales como auditivos. En cuanto a los primeros, ante el gran porcentaje de niños disléxicos que presentan dificultades en pruebas visomotoras, de localización y apareamiento visual y análisis visual, algunos autores, como Leisman (1976), concluyen que los sujetos con dislexia presentan dispraxia ocular y no lateralización de la mirada, cosa que provoca sacudida oculares tan rápidas que impiden al cerebro procesar la información. En relación a los trastornos auditivos, a pesar de que los autores no llegan a un acuerdo, la hipótesis fonológica es la más respaldada, apoyada por Monedero (1984) entre otros, la cual explicaría los problemas de segmentación, identificación de fonemas, rima, etc.
En relación a los problemas de organización espaciotemporal, manifiestos por las dificultades que presentan los niños disléxicos al orientar las letras o recorrer las líneas, los autores tampoco se ponen de acuerdo.
Por último, dentro de los factores neurológicos, también encontramos los estudios sobre lateralización. La dominancia cerebral y la especialización hemisférica han sido posiblemente los factores a los que se les ha otorgado, con más frecuencia, el papel de causantes de la dislexia. Sin embargo, los autores apuntan a que la lateralidad por ella misma no es causante de ningún trastorno, sino que lo que causaría dificultades sería el no establecimiento de dominancia y especialización, es decir, un cerebro inmaduro en ese sentido.
Por otro lado, desde los años ochenta, con la aparición de la psicología cognitiva, empiezan a cobrar importancia los procesos implicados en la lectura como punto de partida para describir y estudiar los componentes afectados en la dislexia.
Así, se estudia el papel de la memoria en la lectura y los déficits que estos niños presentan, sobretodo en la memoria a corto plazo, sin llegar a una explicación clara y unánime. También se estudian, a parte, los problemas de lenguaje oral, y son muchos los autores que los correlacionan con las dificultades de lectura. Actualmente, coinciden en que los sujetos con dislexia presentan problemas en la codificación fonológica, no en el procesamiento verbal general.
Cierto es que no existe unanimidad respecto a las causas de la dislexia, aunque todo parece indicar que la inmadurez cerebral es la explicación más apoyada últimamente.
Bibliografía
• Esclat Lovat, Joan. “La dislexia. Un enfoque rehabilitador en la lecto-escritura”. Isep textos. 1999• Artigas, Josep. “15 cuestiones básicas sobre la dislexia”. Coorporació Sanitària Parc Taulí. 2005. Artículo extraído de: http://www.cspt.es/• Oltra Abarca, Vicente. “Dislexia: Información, Diagnóstico y Tratamiento de la Dislexia”. Artículo extraído de: http://www.psicopedagogia.com/ • Rivas Torres, Rosa Mª y Fernández Fernández, Pilar. “Dislexia, disortografía y disgrafía”. Ediciones Pirámide, S.A. 1994.
Sheila García
sheila.garpe@gmail.com
Diciembre, 2009

Si como dice este artículo, y tal como se ve desde la neuropsicología y sus implicaciones en el aprendizaje, la dislexia se debe a una inmadurez neurológica o cerebral, lo que debe hacerse es trabajar por lograr la madurez necesaria para que el niño funcione a todos los niveles, incluídos los que nos ocupan en este caso, relacionados con la lectura.
Me ha parecido interesante el artículo pues no contempla la desgastada discusión de si los problemas de lectura en cada niño se deben realmente a una "dislexia" o si aparecen asociados a problemas de otro tipo con diagnósticos que contemplan otros nombres. Cuando hay otro diagnóstico se tiende a anular el resto de posibles diagnósticos, dando importancia solamente al que muestra síntomas más llamativos. Así la dislexia no se consideraría tal si está dentro de otro síndrome. Esto parece absurdo si, por definición, la dislexia supone "dificultades en la lectura". La causa debe importarnos solamente de cara a buscar la solución, no para darle vueltas al nombre que se le pone al problema o conjunto de problemas.
Concretando y enlazando con la información que nos da el artículo: la dislexia es debida a una inmadurez cerebral. Esta inmadurez cerebral puede reflejarse en diferentes aspectos (entre otros) como una pobre lateralización, un deficiente sistema visual y/o auditivo.
Es importante tener esto en cuenta para trabajarlo.
Porque es interesante conocer la "etiología" de los problemas, de dónde vienen, las causas... Pero mucho más interesante es conocer esto con el objetivo de buscar soluciones.
Si existe un problema de lateralidad, hay que tratarlo con un programa de ejercicios que favorezcan la correcta lateralización.Infórmate en este mismo blog y en el Instituto Médico del Desarrollo Infantil. Lecturas recomendadas: "La lateralidad. 100 preguntas-100 respuestas" y "El desarrollo de la lateralidad infantil. Niño diestro - niño zurdo".
Cuando hay una visión poco eficaz (aunque el niño pueda tener una agudeza visual del 100%, su sistema visual puede no estar funcionando adecuadamente para realizar las tareas escolares como la lectura o la escritura) es necesario trabajar desde la terapia visual llevada por un optometrista comportamental o del desarrollo. Infórmate en este mismo blog, en el blog Visión y Aprendizaje y en la página de SIODEC. Lectura recomendada: "Tanta inteligencia, tan poco rendimiento. ¿Podría ser la visión la clave para desbloquear su aprendizaje?".
Si es el sistema auditivo el que está funcionando de una forma deficiente dificultando el aprendizaje (aunque los médicos nos digan que el niño oye "bien"), conviene una evaluación y posible tratamiento por parte de alguno de los métodos de reeducación auditiva existentes. Yo recomiendo el método Berard por ser el que mejor conozco, pero hay otras opciones como el método Tomatis, SENA o Johansen.Infórmate en este mismo blog o en los enlaces anteriores.Lectura recomendada: "Reeducación auditiva para el éxito escolar y el bienestar emocional".
Rosina Uriarte