Durante toda la historia, tanto la sexualidad como la maternidad han cambiado mucho, y por ello también la forma de gestionar tu maternidad. La sociedad acepta hoy cosas que antaño eran impensables, consideradas como pecado e incluso como delito grave. Sin embargo aún hay cuestiones que permanecen más o menos igual.
Una de ellas es la necesidad, al margen de cuestiones morales impuestas por creencias religiosas, de saber y poder controlar la maternidad a través de diversos y variados métodos anticonceptivos. esto siempre ha existido, aunque en la antigüedad y en etapas no tan lejanas, se escondiera por miedo al poder establecido.
Un método utilizado de forma tradicional, que es del todo natural, es el llamado Método del Ritmo. Es un anticonceptivo muy simple, pues se trata de saber llevar un control sobre la ovulación para saber cuando abstenerse de tener relaciones sexuales, y de esta manera evitar quedarse embarazada por accidente.
Pero también puede usarse, y de hecho, se usa más, para saber cuando tener relaciones sexuales para propiciar el embarazo en parejas que tienen dificultades para conseguirlo. Este método es totalmente natural, pero hay que decir que su fiabilidad no es demasiada. También, que en ningún caso, y como es obvio, puede servir para prevenir enfermedades de transmisión sexual.
Es un método que tiene muchos detractores y también muchos defensores. Los detractores se aferran a (como dicen en Argentina) las fallas del método natural o Método del Ritmo. Por ello, en cualquiera de los casos conviene evitar 3 errores comunes:
- Creer que un método natural puede ser totalmente infalible.
- Considerar que pueda servir para no contraer enfermedades de transmisión sexual.
- Tener la creencia de que el calendario de menstruaciones es siempre el mismo y no cambia.