Una serie de rápidos cambios ambientales en el este de África hace unos 2 millones de años puede ser responsable de impulsar la evolución humana, según sugirieron investigadores de Penn State y la Universidad de Rutgers.
El hábitat de los primeros seres humanos habría sufrido transiciones rápidas entre un ambiente boscoso y un ambiente abierto unas cinco o seis veces durante un período de 200.000 años. Y estos cambios parecen haber sucedido muy abruptamente.
Según Katherine Freeman, profesora de ciencias de la tierra, Penn State, la hipótesis principal actual sugiere que los cambios evolutivos en los seres humanos durante el período que el equipo investigó están relacionados con un cambio largo y constante del medio ambiente o con un gran cambio en el clima.
Existe la opinión de que en este tiempo en África ocurrió una gran sequía, cuando el entorno se fue secando lentamente durante 3 millones de años. Sin embargo, los datos nuevos muestran que el ambiente era, de hecho, muy variable.
Muchos antropólogos creen que la variabilidad de la experiencia puede desencadenar el desarrollo cognitivo.
Los primeros humanos pasaron de tener árboles disponibles a tener sólo pastizales disponibles en sólo 10 a 100 generaciones, y su dieta tuvo que cambiar en respuesta a este fenómeno.
Los cambios en la disponibilidad de alimentos, el tipo de alimentos, o la manera de conseguirlos pueden desencadenar los mecanismos evolutivos para hacer frente a esos cambios. Como resultado puede haber aumentado el tamaño del cerebro y la cognición, puede haber habido cambios en la locomoción e incluso cambios sociales. Los datos son consistentes con esta hipótesis.