Exceso de cupo

Por Juanantoniogonzalez

Una semana larga. Demasiado larga.

Una semana de mascletà, ninots, Cremà y Fallas. Una semana de felicitaciones publicitarias a los padres y a los papás. De mensajes por wasap al José y a la Josefa, al Pepe y a la Pepa, a la María José y al Josemari. Una semana celebrando la llegada de la primavera, pero sin anuncio de El Corte Inglés. Parece que este año, la primavera ha llegado escondida tras las bambalinas de un invierno que ha decidido regresar, colándose por la puerta de atrás y avisando que lo que pierde el mes, no lo pierde el año.  

Qué semana más larga. Pero qué larga.

Una semana de lazos amarillos que se han desteñido. Una semana más de ese juicio que acapara horas y horas de debates, pero en el que nadie dedica un minuto en hacer un reconocimiento, y diría más, hasta un homenaje, a esos funcionarios de justicia que acompañan a los testigos para que se sienten ante la presencia un tribunal. Una semana más, de tertulianos televisivos y radiofónicos afanados por la agitación y convertidos en pirómanos de la palabra. Otra semana más de precampaña electoral, aunque ya suena a broma escribirle ese prefijo a una campaña en la que vivimos instalados de manera perenne.

Que jartura de semana. 

Una semana en la que no ha faltado el disparate. Donde algunos se creen que están viviendo su particular día de Reyes, sacando como cuando eran niños, los juguetes a la calle y exhibiendo su estrella de shérif con el correaje, la cartuchera y una pistola de misto, imaginando que es una Browning Colt, y pensando que los demás nos quedaremos mirando haciendo el indio. Una semana donde las oficinas de reclutamiento siguen llamando a filas a sargentos, coroneles y generales; a profesionales iluminados que salvarán su patria de malhechores y bandidos, aunque al refresco de cola se le haya ido el gas por el trasero. Una semana donde insultar y herir desde el atril de un parlamento sale gratis al que no ¨busca huesos¨, porque va en peregrinación a defender e idolatrar los que están a los pies de una cruz. 

Qué cansada termina una semana.

No llueve. Al campo le hace falta esa lluvia mientras celebramos el día del agua. Y sigue sin llover, aunque alguno diga que se pone un chubasquero para que le resbale lo que digan los demás. Otra semana más, y por quedarme con cierto aire de romanticismo y mucho de salvación, ha visto como la luna se ha asomado para celebrar que la poesía tiene su propio día, como un día tienen los ojos de un niño y de una niña con Down. 

Qué pesada ha sido esta semana. Pero esto ya se ha convertido en un sin parar, porque a este paso ya no nos libramos ni por exceso de cupo, ni de la astenia primaveral. 

Que sea bienvenida la primavera.