¿Existe el síndrome o complejo de Peter Pan?

Por Código Mente @codigomente

El trastorno de Peter Pan está inspirado en un relato ficticio del novelista y dramaturgo escocés James M. Barrie. En su obra, este escritor postula que antes de nacer todos los bebés son aves y es así como crea la figura de “Peter Pan” para una obra de teatro. Peter Pan es un niño que puede volar, nunca crece y por tanto, nunca cambia. Un día, sale volando por la ventana de su habitación mientras sus padres duermen, tras haberles escuchado hablar sobre las responsabilidades que le esperaban cuando fuese adulto.

“Peter Pan” es un personaje fantástico conocido también como “El niño maravilloso”, “El hijo único de Nunca Jamás” ó “El líder de los Niños Perdidos”. Creyendo ser ave, vuela  a los Jardines de Kensington, donde se encuentra con el Hada Campanilla, quien lo lleva al “País de Nunca Jamás”, un país imaginario donde los niños no crecen y donde solo existe felicidad y diversión.

En la base de este relato vemos como el mundo real es sustituido por un mundo imaginario “El País de nunca jamás”, donde el tiempo se encuentra detenido en la etapa de la niñez. Es decir, existe una burbuja temporal con freno que se ha detenido en esa etapa de la vida, por lo que es imposible crecer.

Tomando como base este relato fantástico, aparece un trastorno de características emocionales y sociales que es más habitual en hombres, aunque no quiere decir ésto que sea un trastorno exclusivo del sexo masculino. Dan Kiley, fue el Psicólogo que más investigó sobre el tema y es el autor de este síndrome. En 1983 publicó el libro “El síndrome de Peter Pan” al realizar una investigación sobre los jóvenes que eludían las responsabilidades del adulto, igual que hacía el personaje ficticio de James M. Barrie.

Realmente; ¿En qué consiste este trastorno? ¿Cuáles son sus síntomas?

Las personas que padecen este trastorno manifiestan miedo a crecer, miedo a proyectarse en el futuro. Eluden la responsabilidad y no tienen autonomía. Sufren una parálisis emocional. Son muy volubles y muy intensos en sus emociones. Suelen postergar sus tareas para mañana y se caracterizan por tener un pensamiento mágico. Suelen tener tendencia al egocentrismo y a la dependencia emocional. Su comportamiento suele ser negativista y rebelde. Su falta de empatía puede dificultar sus relaciones sociales, lo que contrasta con su miedo a quedarse solos. Suelen sentirse insatisfechos con sus logros y presentar una baja autoestima que se relaciona con su poca tolerancia a la frustración. Idealizan su juventud y presentan falta de madurez.

Normalmente mantienen una relación con la madre de necesidad, de ira y de culpa. Pueden ser excesivamente tiernos y a la vez pueden culpabilizarla por cualquier pequeñez. A su vez, la relación con el padre suele ser de rechazo, al representar éste la autoridad y proyección hacia el futuro.

Otra de las características de este síndrome, es la fijación sexual que manifiestan las personas que lo padecen. Suelen tener demasiada promiscuidad por un desorden afectivo. Son incapaces de mantener una relación sólida y pueden mantener varias relaciones a la vez.

Actualmente, ¿Qué puede favorecer la cronificación de este trastorno? ¿Dónde podemos encontrar Hoy el “País de nunca jamás”?

Sociológicamente, este trastorno cada vez está más cronificado. En los últimos tiempos y con la influencia de las altas tecnologías podemos afirmar que se va extendiendo como la pólvora.

En el mundo actual existe una tendencia capitalista que favorece un consumo hedonista de poco esfuerzo. No es adecuado que este consumo hedonista suprima el espacio afectivo en el que debe darse la educación de los niños. Hoy en día, las realidades virtuales son muy accesibles en la etapa infantil y los niños, pueden encontrar en la realidad virtual, el “País de nunca jamás”. Es indudable que las altas tecnologías han supuesto un gran avance, pero también es cierto que si la instrucción, en el terreno educativo, se deja completamente en manos de las nuevas tecnologías, se corre el riesgo de que los niños no maduren y no aprendan a pensar por ellos mismos.

¿Existen otros factores que influyan en la cronificación del trastorno?

Sociológicamente, la liberación sexual de la mujer también ha influido en la aparición de este trastorno. Así como la manera de entender la autodisciplina y el compromiso.

¿Qué consecuencias tiene el “Síndrome de Peter Pan”?

Este síndrome trae consigo alteraciones emocionales y conductuales importantes. La ansiedad y la tristeza suelen ser frecuentes y en alguna ocasión, puede desembocar en depresión. Las personas que lo padecen suelen sentirse poco realizadas consigo mismas. Al no asumir responsabilidades, tampoco pueden disfrutar de sus retos, lo que repercute en sus niveles de autoestima.

¿Se puede prevenir el “Síndrome de Peter Pan”? Y… ¿Cómo se puede tratar?

Si queremos prevenir este síndrome desde la niñez, hemos de tener en cuenta la importancia que tiene enseñar a nuestros pequeños a ser autónomos, ya que si queremos que un niño sea feliz, debe verse resolviendo problemas y afrontando los retos propios de su edad.

Para tratar este síndrome, el primer paso es aceptar que existen responsabilidades y que hay que aprender a asumirlas, así como aprender estrategias para tomar decisiones y resolver problemas. Es fundamental trabajar los pensamientos disfuncionales, mejorar la tolerancia a la frustración e incrementar los niveles de autoestima.