Experiencia de Joaquín

Por Javier Rojo @blogtueii

Me llamo Joaquín, soy de Murcia y tengo 20 años. Mi historia comenzó hace justo un año, al acabar las fiestas de Navidad. De repente, empecé a sentir fuertes dolores de tripa acompañados de diarrea.

Al principio, no me preocupé porque creía que era un simple virus, además, me pilló en época de exámenes de la Universidad, así que pensé que todo era fruto de los nervios.

Pero los días pasaban y yo no me sentía mejor, todos me decían que no me preocupase que todo era consecuencia de  un virus y que siguiendo una dieta con sueros y líquidos pronto desaparecería.

Así estuve casi 15 días sin mejora alguna, mi preocupación crecía al ir constantemente al baño, llegaba a ir al baño sobre unas 12 veces al día, con deposiciones con sangre, además, comenzaba a tener fiebre con frecuencia, por lo que mi preocupación y la de mi familia seguía creciendo, todo lo que ingería tenía que ir rápidamente al baño a desecharlo, era como si no tuviese intestinos, también me desapareció el apetito, no tenía ganas nunca de comer nada y me encontraba muy cansado, solo quería estar tumbado en la cama.

Ante esta preocupación, decidí ir a urgencias con mis padres, pero ahí no daban con lo que tenía y me volvían a mandar a mi casa acompañado de unas pastillas que poco me hacían, al día siguiente volvía a estar igual o peor. Llegué a ir a urgencias hasta dos veces sin saber los médicos que me pasaba.

La tercera vez que fui a urgencias ya los médicos se percataron de que lo que yo tenía ya no era un simple virus, así que a primeros de febrero decidieron ingresarme en el hospital. Tras realizarme una colonoscopia, el médico me informó que padecía “colitis ulcerosa” o lo que es lo mismo, una enfermedad de inflamación intestinal.

Al principio, me sentía un poco confuso tanto yo como mi familia porque nunca habíamos oído hablar de una enfermedad de este tipo y que es crónica. El doctor me comunicó que había ingresado con un brote bastante severo,  me comentó las características de una enfermedad de este tipo y empezaron a suministrarme esteroides para remitir el brote, acompañado de sueros y sin comer absolutamente nada durante un par de días.

Durante los 17 días que estuve ingresado en el hospital tuve días de todo tipo: de tristeza, desesperación, miedo, aburrimiento…no lograba entender por qué a mí, que había hecho yo para tener una enfermedad así, yo que nunca había estado enfermo, etc.

Sin embargo, conforme van pasando los días vas asumiendo que tienes una enfermedad crónica y que tienes que cambiar muchos hábitos de tu vida anterior y que cada día que pasa te vas alegrando de estar un poco mejor al ver que no surgen complicaciones como fue en mi caso.

Tras salir del hospital, llegué a casa con 11 kilos menos y muy desmejorado físicamente, era incapaz de mirarme al espejo, y la verdad estaba muy bajo de ánimos, tocaba empezar de cero y asumir una serie de cosas que antes no pensaba.

Actualmente, y tras un año conviviendo con esta enfermedad, llevo una vida totalmente normal, haciendo prácticamente las mismas cosas que hacía antes de la enfermedad pero corrigiendo antiguos hábitos, incluso hay días en los que ni me acuerdo que padezco esta enfermedad, algo que es bastante positivo.

Después de aquel primer brote, he tenido dos pequeños brotes en verano pero no tan fuertes como aquel, en parte, gracias  a las 6 pastillas diarias que tomo de Claversal  y a la dosis de Infliximab que cada ocho semanas me suministran en el hospital que me ayudan a tener controlada la enfermedad.

Además, conforme va pasando el tiempo te vas dando cuenta de los alimentos que mejor te sientan, de los que no puedes abusar demasiado y de los que ni si quiera puedes tomar, se hace un poco duro pero te acostumbras con el tiempo. También hay veces en las que te da el “apretón” en cualquier sitio o esos pequeños dolores de tripa con los que también te acostumbras a convivir.

En definitiva, pienso que a nadie le gustaría padecer una enfermedad así, y que a veces, te dan momentos de bajón al recordar todo lo vivido y lo mal que lo pasas por el temor a que no sabes lo que te ocurre y ser consciente de que padeces una enfermedad que por el momento no tiene cura y que tienes la esperanza de que algún día se encuentre una cura definitiva.

Mucho ánimo a las personas que como yo sufren una EII (Enfermedad de Inflamación Intestinal).