Nadie se preocupa si un magistrado, un cirujano, un clérigo, un maestro, un agente de la autoridad, un banquero, un ministro o el mismo rey, ejerce su ministerio bajo la influencia de substancias psicoactivas. O por lo menos, nadie se plantea algún método de control. Y no digamos simplemente a alguien que vaya por la calle sin más.
Y aún muchísimo menos si un niño va por el mundo bajo los efectos de la exposición a substancias de las que catalogamos de ”dopantes” o “drogas”.
No se trata de que extendamos las sospechas a todo el mundo, pero como en el caso de los niños, la exposición a substancias psicoactivas nunca es por voluntad propia y todos estamos de acuerdo que es algo indeseable para un menor, tanto en la Atención Primaria como en los Servicios de Urgencias deberíamos incrementar nuestro grado de atención PORQUE TENEMOS UN PROBLEMA!!
Oscar Garcia-Algar y Antonio Mur publican en el último número de Anales de Pediatria una revisión sobre el tema que merece consideración. Nos recuerdan otro trabajo suyo en el que detectaron datos de exposición a la cocaina en un niño de cada cuatro de los que veían en Urgencias. En este blog también hemos propuesto la necesidad de métodos de cribado en las consultas (http://pedsocial.wordpress.com/2009/05/24/uso-de-drogas-en-la-evaluacion-del-nino-sano/)
El artículo mencionado propone dos escenarios:
La detección de una exposición insospechada a sustancias de abuso tiene 2 escenarios:
1. El cribado neonatal universal (que tiene limitaciones coyunturales económicas y analíticas) o solo a recién nacidos con factores epidemiológicos y sociosanitarios de riesgo (en orina y meconio) y el estudio en embarazadas (en pelo y orina maternos).
2. El estudio en urgencias antes casos de sospecha por la clínica, por el entorno o en caso de una intoxicación aguda para descartar exposición crónica (en orina y pelo del niño y en pelo de los adultos y niños que comparten el mismo entorno doméstico).
Para vuestra consideración.
X. Allué (Editor)