A pesar del descenso en los últimos años de las concentraciones de plomo en sangre de la población española, la exposición al plomo continúa siendo un problema de salud pública, dado que se están identificando efectos tóxicos con niveles de exposición cada vez más bajos, existen subgrupos que mantienen una exposición elevada al plomo, como niños que viven en casas deterioradas o trabajadores expuestos y, por último, los depósitos de plomo en hueso, que se pensaba que eran inertes, se movilizan y son una fuente endógena de exposición.
Así se desprende del estudio ‘Determinación de plomo y cadmio en sangre y su relación con fuentes de exposición’, promovido por la Comisión de Elementos Traza de la Sociedad Española de Bioquímica Clínica y Patología Molecular (SEQC), en colaboración con la Sociedad Española de Sanidad Ambiental (SESA).
Para la Dra. Montserrat González Estecha, de la SEQC, "los resultados preliminares de este estudio sugieren que es de vital importancia el control ambiental de estos contaminantes, así como la biomonitorización de estos tóxicos en la población, especialmente en los grupos más vulnerables (niños, ancianos, mujeres embarazadas) o en situaciones de mayor riesgo, como la exposición al humo del tabaco, el habitar viviendas antiguas y la menopausia u osteoporosis, ya que probablemente no exista un umbral seguro para la salud".
De hecho, la dosis tóxica definida para el plomo cada vez es menor. Y es que, se ha establecido que concentraciones de plomo en sangre reducidas se pueden asociar a efectos adversos en los niños, como déficit intelectual, trastornos en la audición y el lenguaje, déficit de atención o comportamiento antisocial.
También en adultos expuestos a niveles reducidos de plomo se ha asociado un mayor riesgo cardiovascular, y podría afectar a la función cognitiva.
En el caso del cadmio, también se ha publicado estudios que muestran efectos adversos con concentraciones más bajas de cadmio.
"Debido a la amplia exposición a estos tóxicos en la población general, la exposición al plomo y al cadmio sigue siendo un problema de salud pública, y probablemente no hay un umbral seguro de exposición", apunta la Dra. González.
-Grupos con mayores concentraciones
En este estudio, del que se están presentando las últimas ampliaciones, se encontraron diferencias en la concentración de plomo entre los hombres (superior) y las mujeres, y entre las mujeres menopáusicas (concentración de plomo superior) y las premenopáusicas.
Así, las mujeres menopáusicas presentaron 3,92 veces más frecuencia de concentraciones de plomo en sangre superiores a 2 microgramos por decilitro que las mujeres no menopáusicas. "Este riesgo es de especial interés ya que las enfermedades cardiovasculares que se han asociado a esa concentración de plomo recientemente, son más prevalentes en este grupo", señala la Dra. González.
Además, se observó que quienes referían cocinar en barro presentaban una concentración superior de plomo en sangre. De este modo, se confirmó la fuente de exposición en un empleado del hospital Clinico de Madrid que presentó una concentración de plomo muy elevada (38,2 microgramos por decilitro) por la costumbre de consumir aceitunas preparadas en una vasija de barro muy antigua, ya que el vinagre que añadía a la preparación liberaba el plomo. Otra empleada que presentaba una concentración de plomo de 7 microgramos por decilitro refería el consumo de truchas escabechadas en vinagre preparadas en una fuente de barro.
Asimismo, es de destacar las concentraciones obtenidas de plomo en sangre alrededor de 10 microgramos por decilitro en quienes habitaban viviendas antiguas con restos de plomo en las tuberías generales.
Además, se detectaron los siguientes casos con niveles elevados de plomo: un hombre que trabajaba como instructor de tiro por las tardes empleando municiones de plomo en un local cerrado, una empleada que trabajaba por las tardes restaurando muebles y otra que trabajaba fuera del hospital con cerámica y pinturas.
En todos estos casos, la retirada de la fuente de exposición condujo a la disminución de la concentración de plomo en sangre.
Por último, los fumadores presentaron una concentración de cadmio en sangre superior a la de los no fumadores.
--Estudio PESA
El estudio PESA (Plomo En Sangre en Adultos) consta de una fase preliminar (premiada en el II Congreso Nacional del Laboratorio Clínico, 2008) cuyo objetivo era medir la concentración de plomo y cadmio en sangre en una población laboral de centros hospitalarios. Participaron 252 empleados de los hospitales Clínico San Carlos de Madrid (centro coordinador), hospital universitario de Getafe, hospital Santa María del Rosell de Cartagena, la Universidad de Santiago de Compostela, la Consejería de Sanidad y Consumo de Cartagena y la Universidad Politécnica de Cartagena.
Tras esta primera fase, se analizaron en el estudio PESA 2009 (primer premio a la mejor comunicación oral en el I Congreso Iberoamericano de Sanidad Ambiental), un total de 951 empleados de los siguientes hospitales: Clínico San Carlos de Madrid (centro coordinador), hospital universitario de Getafe, hospital Santa María del Rosell de Cartagena, Universidad de Santiago de Compostela, hospital Marqués de Valdecilla de Santander, hospital de Son Dureta de Palma de Mallorca y la colaboración de la Consejería de Sanidad y Consumo de Cartagena y la Universidad Politécnica de Cartagena.
-Vías de exposición
Las vías de exposición al plomo más importantes son la inhalación y la ingestión. Desde la retirada del tetraetilo de plomo de la gasolina, que en España fue en agosto del año 2001, la principal vía de inhalación es la de partículas de polvo en las viviendas antiguas con pintura en mal estado anterior a 1991. Sin embargo, los millones de toneladas de plomo lanzadas al aire por el uso de la gasolina con plomo han contaminado los suelos, especialmente en las áreas urbanas.
Por vía oral, las fuentes de exposición más frecuentes son la ingesta de agua contaminada procedente de tuberías con plomo, los recipientes y utensilios de cocina recubiertos de esmaltes plomados y la ingesta de pintura rascada de las paredes, o chupar juguetes que contengan plomo, en el caso de los niños.
El agua, especialmente la caliente que ha permanecido estancada y la ácida, libera grandes cantidades de plomo en las tuberías y las soldaduras. En España el uso de las tuberías de plomo se abandonó a partir de 1980.
Respecto al cadmio, dado que tiene muchas aplicaciones en la industria, la principal vía de inhalación es la laboral. En la población general, el humo de tabaco es la principal fuente de exposición.
**En la imagen de izquierda a derecha: el Dr José Jesús Guillén Pérez (Jefe del Servicio de Salud Pública de Cartagena, Consejería de Sanidad y Consumo de la Región de Murcia); el Dr José María Ordóñez Iriarte (Presidente de la Sociedad Española de Sanidad Ambiental); la Dra. Elena M. Trasobares Iglesias (Servicio de Análisis Clínicos del hospital Clínico San Carlos y miembro de la Sociedad Española de Bioquímica Clínica y Patología Molecular SEQC); la Dra. Montserrat González Estecha (Responsable de la Unidad de Elementos Traza del Servicio de Análisis Clínicos del hospital Clínico San Carlos, miembro de la Sociedad Española de Bioquímica Clínica y Patología Molecular SEQC y Secretaria General de la Federación Europea de Sociedades de Elementos Traza y Minerales (FESTEM); el Dr Manuel Fuentes Ferrer (Servicio de Medicina Preventiva. Hospital Clínico San Carlos); el Dr Manuel Arroyo Fernández (Jefe del Servicio de Análisis Clínicos del hospital Clínico San Carlos y miembro de la Junta Directiva de la Sociedad Española de Bioquímica Clínica y Patología Molecular SEQC); y la Dra. Cristina Fernández Pérez (Responsable de la Unidad de Apoyo a la Investigación. Servicio de Medicina Preventiva. Hospital Clínico San Carlos).