Fabulosas II Jornadas de Animación a la Lectura, Escritura y OLÉ (JALEO´16)

Por Masqueudos

El martes puse rumbo a Valencia para disfrutar de Jaleo 2016, las segundas jornadas de animación a la lectura organizadas por Mar Benegas con la inestimable colaboración de Jesús Ge. Desde el momento en el que el programa llegó a mis ojos a través de Facebook – el canal de comunicación más eficaz de los tiempos actuales- no pude resistirme a dedicar algunos días de mis vacaciones a atravesar toda la península para tener la suerte de escuchar a Juan Kruz Igerabide, Gustavo Martín Garzo o Antonio Rodríguez Almodovar, entre otros.

El hecho de que la organización corriera a cargo de Mar Benegas para mi también tiene una carga emocional importante porque, aunque yo me dedicara profesionalmente a la lectura desde mi trabajo en la Fundación Germán Sánchez Ruipérez, con las reseñas de sus libros fue como empecé a firmar como Rebeca Martín. Y eso no se olvida.

Total que el martes después de contar con Soraya unos cuentos en la Biblioteca del campo de San Francisco, en una sesión que resultó muy bonita, me monté en un autobús dispuesta a entretenerme con todo lo entretenible durante las más de seis horas que me quedaban por delante sobre ruedas. Lo conseguí, gracias a Rayos de Miqui Otero publicado por Blackie Books; a un pastelazo romántico de película, Querido John, disponible por la tecnología punta que están ampliando en todos los autores de Avanzabus; a unos pistas musicales cuyo género no voy a confesar; y a un sueño reparador que me hacía más falta -casi más que el comer- en el tren de Madrid a Valencia.

Por eso el miércoles amanecí repleta de ganas de llegar al Jaleo a aprender con el primer nombre que no me quería perder por nada del mundo, Juan Kruz Igerabide, y me perdí. Yo, que no necesito mapas, y memorizo milimétricamente paradas de metro, nombres de tiendas, atajos… Yo estaba más perdida que un atún en una carnicería, y llegué tan tarde que aplaqué el ritmo cuando ya estuve cerca y me tomé tranquilamente un café. Esta dicotomía será una constante a lo largo del relato ya que en realidad mi intención durante estos tres días en Valencia era mitad profesional mitad vacacional, así que lo he ido alternando como he podido… Según mi conciencia y la ausencia de la misma.

Total que no pude escuchar a Juan Kruz pero si saludarle, y decirle con emoción que no había olvidado el día que pude conocerle en la Fundación Germán Sánchez Ruipérez y que me encanta su tranquilidad y la tranquilidad de su poesía, y que, de hecho, al terminar de contar cuentos muchas veces Soraya y yo utilizamos sus versos, aquellos que dicen “la luna en un recodo nos mira a hurtadillas… la luna sabe a coco… tus ojos a benjuí…”

Enseguida descubrí a Mar, ajetreada con toda la organización de las jornadas, y poco después a dos amigas que conocí en un curso que impartimos en Casa del Lector (Madrid). Me encantó verlas, acompañadas por una tercera que ahora es amiga también, y sobre todo me encantó haber podido compartir con ellas inquietudes, ideas, cotilleos, jejeje.

Luego comenzó la segunda ponencia del día y tengo que afirmar con rotundidad que es la que profesionalmente mas me ha completado. Fue Ana Lartitegui con sus conocimientos sobre el libro informativo la que me abrió los ojos y me recordó todo lo que me queda por aprender. Su repaso sucinto pero certero a algunas de las características sobresalientes que deberían tener los libros divulgativos para público infantil puso mi mente a funcionar y hacer conexiones que cristalizarán pronto en algo, seguro. La selección ofrecida, la forma de narrar y de explicar el por qué de los títulos sugeridos… Un completo acierto, especialmente porque habló de la curiosidad como motor de conocimiento, en sus propias palabras “los libros han estado ahí siempre para satisfacer la curiosidad , uno de los impulsos naturales que tenemos desde los primeros años de vida.”

Después escuché con atención también a Rosa Tabernero, directora del Máster propio en Lectura, libros y lectores infantiles y juveniles de la Universidad de Zaragoza, que comenzó su intervención con una afirmación categórica y, desde aquí, aprovecho para reafirmarla: LA CLAVE DEL PROCESO LECTOR ESTÁ EN EL MEDIADOR. No hay mucho más misterio. Se necesitan mediadores – independientemente de su formación previa- que se formen, respeten al lector, conozcan el texto que recomiendan y que lo elijan cuidadosamente. Por eso tienen que formarse, respetar al lector, conocer el texto y… Parece muy sencillo pero se banaliza pensando que todo vale o que la LIJ es un género menor. No hace falta mas que echar un vistazo al espacio del que dispone en las facultades de magisterio, pedagogía o biblioteconomía de las universidades españolas. Ahí es donde Mar Benegas realizó un apunte clave para estas Jornadas y es que, lamentablemente, para que está situación cambie hay que hacerlo desde los despachos.

En fin, no nos pongamos tristes ni melancólicos. La jornada fue tan requetebién que me regalé una tarde playa fabulosa aderezada con gotas de lluvia que no mojaban. Pensadlo, que oxímoron más bello, la lluvia en la playa, la gente sin poder decir “vámonos, que nos empapamos”. Total… Allí me di un paseo de esos que reconfortan el alma y de pasó recuperé una de mis aficiones favoritas, la fotografía, que con tanto aparato móvil a mano a uno se le olvida que sirven también para captar instantes, momentos especiales que nos reconcilian con la naturaleza y con el entorno. Aquí la prueba.

Por la noche cené maravillosamente bien en Alkatraz, creo que se llamaba, con una amiga y su pareja. Fue un rato tan ameno que nos dieron las doce y seguíamos charlando de lo humano y lo divino, de libros, viajes, planes de futuro… Ahí es cuando conecté de nuevo con mi yo vacacional y me dije que había que disfrutar con un buen vino blanco y que nos dieran las horas que fueran, que para lo bien que lo estábamos pasando merecía la pena.

Claro que la mereció, pero mi yo profesional se negó a levantarse a primera hora de la mañana y por ese me perdí la primera cita, esta vez un interesante encuentro con Beatriz Sanjuan y Lara Meana, de la librería El Bosque de la Maga Colibrí (Gijón). Me pesó no llegar pero también es cierto que hace dos meses fui hasta la Biblioteca Pública de Zamora a escuchar la “Escalera de Lecturas” de Beatriz Sanjuan y aprendí muchísimo, nos contagió la emoción de sus palabras y de los libros convertidos en poesía, en canción… en una forma de comunicar placentera y por encima de todo gratuita.

La segunda corrió a cargo de Federico Martín Nebrás, uno de los padres de la LIJ en España. Poco mas puede decir. Si lo conoces, sabes de quién estoy hablando. Y si no, cuando lo hagas, descubrirás el sentido más sublime de la comunicación literaria. Federico no pregunta ni duda, solo afirma categóricamente lo que sabe porque lo ha vivido. Es la memoria viva de la literatura infantil española, y por eso a veces habla, otras recita, grita, canta, susurra. Federico sublima, en una palabra.

Me quedo con sus menciones, siempre acertadas a figuras poéticas o culturas que aportan algo a sus palabras, como en este caso sus alusiones a Yves Bonnefoy, poeta recientemente fallecido que llegó a afirmar “la sociedad sucumbiría si la poesía se extingue”.

Y la tercera pero no menos importante fue la experiencia de Arianna Squilloni, editora de A Buen Paso, y con ella su amor por la imagen y por la delicadeza que emanan las cosas que vemos cuando de verdad nos fijamos en ellas. Con Arianna, de forma relajada, todos aprendimos a mirar dos veces, a confiar en la doble vida de las cosas, que es algo muy persistente en su línea editorial. No es que sea una línea editorial concreta, al contrario, sino que permite deleitarnos con la siempre sorprendente doble mirada de lo que nos rodea.

Fotografía de Vivian Maier

Comimos en la misma sede del curso, en la propia UIMP y aprovecho para recomendar el sitio. Buenos precios, excelente localización, y precioso lugar para continuar la jornada.

La tarde comenzó con la intervención de Carmen Carramiñana, maestra y responsable del programa “Leer Juntos” que lleva uniendo a profesores, bibliotecarios y lectores infantiles en Aragón ya más de treinta años. Es alucinante escuchar los resultados de un trabajo sencillo pero bien hecho, cuyas fórmulas mágicas residen en la propia gente que compone el proyecto y que confía en él, año tras año, y con pequeños detalles lo va aumentando para que se mantenga e incluso siga creciendo. “Leer Juntos” es una premisa que debería exportarse en todas las comunidades de España, y salvar el escollo de las administraciones que tanto nos lastra porque, repito, hablan de profesores, bibliotecarios y lectores infantiles. Y ese trinomio, amigos, está en todas partes. Juntarlo es lo único que nos falta.

De nuevo mi yo vacacional se apoderó de mi y me llevó a curiosear la ciudad, perdiendo una interesantísima mesa redonda sobre la edición de LIJ en España a cuyas conclusiones espero acceder en versión digital. Algunas ventajas tendría que tener la tecnología…

Y esta mañana hemos puesto el broche de oro a las jornadas. La primera intervención fue la de Ramón Besora, maestro y editor, que fue poco a poco desgranando sus años de trabajo con una comunicación muy fluida y dinámica, hasta llegar al momento en el que fundó la editorial Aura y comenzó a hablarnos sobre sus proyectos editoriales desde los inicios y… Nos conquistó. Qué aplauso más largo, Ramón, y eso que faltó tiempo. Yo creo que la gente aplaudía, al menos yo, porque hablaba de algo que hizo hace 40 años y sigue siendo tan necesario, y tan inexistente en algunos contextos, que lo esperamos como agua de mayo. Aplaudíamos porque contaba las cosas con nombre y apellidos, y habló de Germán Sánchez Ruipérez, otro visionario emprendedor, y hablaba de sus proyectos editoriales con un mimo y una profesionalidad como si hubiese pasado ayer. La gente como Ramón no debería jubilarse nunca, para espolear con sus ideas a los que vienen detrás, y movernos de las sillas para poner en funcionamiento nuestra creatividad. Fue fabuloso.

Haga click para ver el pase de diapositivas.

Más tarde, la segunda intervención corrió a cargo de Esperanza Ortega, maestra de secundaria ya jubilada que nos habló de su experiencia con los talleres de poesía y relato con alumnos de secundaria, también a través de la creatividad. Cualquiera puede percibir de forma sutil que hace años, sin tecnología y sin tanta parafernalia como la que disponemos ahora en un montón de ámbitos, había y hay un factor constante que siempre funciona. La creatividad. Una respuesta clara. Sencilla. Pero poco usada.

Y por último, Antonio Rodríguez Almodóvar, al que también tuve la suerte de conocer en Arenas de San Pedro en los Encuentros en el Bosque de hace tres años, nos deleitó con una conferencia- cuento deliciosa, para ir degustando plato a plato sus siempre acertadas ideas sobre los cuentos maravillosos, sus lecturas de algunos clásicos y no tan clásicos y sus versiones nada almibaradas de historias que todos conocemos pero a veces no nos hemos parado a comprender lo que en realidad querían contar.

Han sido tres días fabulosos, repletos de algo que siempre busco cuando voy a los cursos. Aprender, descubrir y humanizar. Aprender cosas nuevas, descubrir algunas que ya estaban ahí pero se me habían pasado por alto, y humanizar a autores, escritores o profesionales de la LIJ que a veces parecen muy lejanos pero en el fondo, son tan humanos como tú y como yo.

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Un agradecimiento final enorme Mar Benegas y a Jesús Ge, por su organización sin fisuras, su rigor, su trabajo y su dedicación. Me siento muy identificada con las personas cuyo trabajo también es su gran pasión, por qué será….