Faltan botatzen zaitut

Publicado el 19 octubre 2020 por Claudia_paperblog

Y puedo llegar a la estación de tren por un camino más rápido, pero bajo hasta Paral·lel, supongo que ahí me siento más cerca de ti, puede que incluso sientas mi energía.

Estoy triste ahora, bueno, estoy triste muchos días, pero más cuando me despido de mis amigas y me encuentro sola en esta ciudad plagada de recuerdos, esta ciudad donde el sol se pone cada vez más pronto y los rayos solo tocan los pisos más altos de los edificios.

Las he llevado al bar donde cenamos con Viviana, cuando aún éramos felices, el último fin de semana en que todo estaba bien. ¿Qué ocurrió? ¿Cuándo dejé de ser la mejor? Tú me dabas la mano, me besabas en la frente y, aunque estabas cansado, se te veía feliz, sonriendo, comiendo, con tu patinete por todos lados, pidiéndote una segunda y una tercera cerveza. Y me querías. Me querías bien.

Pienso en escribirte y me cuesta horrores no hacerlo, pero pienso que el sacrificio de hoy será un paso hacia un futuro. Un futuro sin ti, pero un futuro al fin y al cabo. No puedo quedarme por siempre en el pasado.

Los rayos de sol me dan en la cara de camino a Plaza España y no distingo a los transeúntes que se me cruzan. Veo gotas de sangre en la acera, muy cerca de donde vives. Una mujer le habla a un perro y le regaña por lo consentido que le tiene Ana.

Me vuelven a dar ganas de escribirte, pero me controlo y no lo hago. Porque no quieres, porque no te gusta que te escriba, ya me lo has dejado claro, porque no quieres volver a verme, porque no quieres saber de mí, porque quieres olvidarme y vivir tranquilo, estar solo. Hace tiempo me escribiste un texto sobre la luz que traje a tu vida. Decías: “Me creía que era feliz hasta que llegó ella y me mostró su mundo amarillo”. Déjate arropar por ese mundo amarillo de nuevo.

“Vamos habalndo”, me dijiste. Así, con las letras cambiadas. Supongo que querías decir “Vamos hablando”, pero no te salió ni eso y no quiero que te sientas presionado por mí, si al final no te hago bien, ¿no? Eso me dijiste, aunque yo no me lo creo.

Me he encontrado a Jordi de casualidad y me ha dado recuerdos para ti. Y Marina me ha hablado de su novio. Han estado mal por culpa de las deudas de sus padres. Y hablamos de relaciones y me cuentan que el cuñado de Anna le puso los cuernos a su hermana y esta ya no se fía de él. Un padre de familia le miente a su mujer, un chico juega con los sentimientos de su novia, otros se van a casar porque ella está embarazada. Y no puedo evitar pensar en nosotros, en que no pasó nada que nos separase. Juntos éramos libres y felices. Aun así, no salió bien. Da rabia, pena, impotencia. Ojalá poderte decir todo eso en persona, pero lo único que puedo hacer es dejarlo plasmado aquí por si algún día lo lees.

Ha venido el frío muy pronto y, aunque ya he pasado una primavera y un verano sin ti, me cuesta asimilar el invierno sin ti, solo quiero meterme en la cama contigo y quedarme dormida bajo tu nórdico. Y será mi cumpleaños pronto, el primero sin ti en muchos años, espero que te acuerdes de mí. Faltan botatzen zaitut.