Farinelli y los castrados, voces masculinas prodigiosas

Por A-Cero Blog

Hoy Joaquín Torres te recomienda a Farinelli.

Farinelli “Il Castrato”, sobrenombre por el que era conocido Carlo Broschi. Nace en 1705 en Bolonia y fallece el 16 de septiembre 1782. Fue un cantante castrato italiano, uno de los más famosos del siglo XVIII.

Nace en una familia de la baja nobleza. Cuando era un niño fue castrado para mantener su voz de soprano siendo adulto, aunque aún a día de hoy también se baraja que su castración fuese a raíz de un accidente que tuvo montando a caballo.

En aquella época se decía de muchos niños que eran castrados por temas médicos para evitar represalias, ya que la castración estaba penalizada.

Lo común era que sus familias los llevaran a la operación con el convencimiento de que sus hijos podrían convertirse en grandes cantantes. Muchos de los niños provenían de familias pobres de Nápoles donde la esperanza de vida no superaba los 30 años. Si el niño tenía dotes para el canto alcanzaría el reconocimiento, pero si las aptitudes vocales no llegaban a lo exigido ante tanta oferta, se ordenaba sacerdote, acabando en el coro de la iglesia.

Farinelli fue enviado a un conservatorio, el lugar de los castrati, en el que se practicaba la técnica vocal de los niños, al igual que la composición e improvisación.

Él mismo se bautizó con el nombre artístico de Farinelli, tomado de un magistrado italiano.

IMAGEN DE LA PELÍCULA

Se hizo famoso en el sur de Italia como il ragazzo “el muchacho”.

En las óperas, regularmente cantaba papeles de mujer, como por ejemplo, Adelaida, en Adelaide, de Porpora.

En España, donde sólo tenía planeado quedarse unos meses, vivió casi 25 años. Su voz, empleada por la reina para curar al rey FELIPE V, el primer Borbón, de su depresión melancólica, le ganó tanta influencia con Felipe V que éste no sólo acabaría dándole poder, sino el nombre oficial, de primer ministro.

Durante dos décadas, noche tras noche, a Farinelli se le pedía que cantara las mismas canciones al rey. Farinelli fue nombrado director de teatros en Madrid y Aranjuez.

“Farinelli tenía una voz de soprano penetrante, completa, rica, luminosa y bien modulada, de entonación era pura, y vibración maravillosa”