En unas horas por fin termina el 2012! si, digo "por fin" porque para mi este es un año de esos que prefieres olvidar y esperas que no se repita...Pero bueno, por suerte tendemos siempre a olvidar los "malos momentos" y a revivir los buenos, y aunque de buenos han habido pocos en este 2012, echo la vista atrás y no me queda que agradecer que a pesar de todo (profecía maya incluida) estoy aquí para despedirlo y dar la bienvenida a su sucesor depositando en el todas mis esperanzas de que sea un año de los buenos, me conformaría incluso con que fuese mejor que el anterior...
Daré la bienvenida al nuevo año con un brindis especial, de corazón y será mas bien un susurro para no tener "testigos" y que quede entre el y yo...Brindaré por un 2013 lleno de Amor, Salud, Bendiciones, Paz, Alegrías, Reencuentros y Deseos Cumplidos...para mi, para los mios y por supuesto para todos vosotros.
Os propongo para empezar el año una "historia" que me envió un amigo hace ya algunos meses, lo cual he agradecido infinitamente porque llegó en el momento preciso y fue entonces que empecé a entender muchas cosas que me estaban sucediendo...desconozco quien sea el autor del "relato", sería genial si alguno de vosotros lo supierais.Creo que merece la pena leerlo, ayuda a "reflexionar" porque igual nos estamos equivocando...yo personalmente creo que si.
Un hombre de negocios norteamericano estaba en el embarcadero de un pueblecito costero de México cuando llegó una barca con un solo tripulante y varios ATUNES muy grandes.
El norteamericano felicitó al mexicano por la calidad del pescado y le preguntó cuánto tiempo había tardado en pescarlo.
El mexicano replicó: Oh! Sólo un ratito.
Entonces el norteamericano le preguntó por qué no se había quedado más tiempo para coger más peces.
El mexicano dijo que ya tenía suficiente para las necesidades de su familia.
El norteamericano volvió a preguntar: ¿Y qué hace usted entonces con el resto de su tiempo?
- El mexicano contestó: - Duermo hasta tarde, pesco un poco, juego con mis hijos, duermo la siesta con mi mujer, voy cada tarde al pueblo a tomar unas copas y a tocar la guitarra con los amigos. Tengo una vida plena y ocupada, señor.
- El norteamericano dijo con tono burlón: - Soy un graduado de Harvard y le podría echar una mano. Debería dedicar más tiempo a la pesca y con las ganancias comprarse una barca más grande. Con los beneficios que le reportaría una barca más grande, podría comprar varias barcas. Con el tiempo, podría hacerse con una flotilla de barcas de pesca. En vez de vender su captura a un intermediado, se la podría vender al mayorista; incluso podría llegar a tener su propia fábrica de conservas. Controlaría el producto, el proceso industrial y la comercialización. Tendría que irse de esta aldea y mudarse a Ciudad de México, luego a Los Ángeles y finalmente a Nueva York, donde dirigiría su propia empresa en expansión.
- Pero señor, ¿cuánto tiempo tardaría todo eso?
- De quince a veinte años.
- Y luego ¿qué?
- El norteamericano soltó una carcajada y dijo que eso era la mejor parte:
- Cuando llegue el momento oportuno, puede vender la empresa en bolsa y hacerse muy rico. Ganaría millones.
- ¿Millones, señor? Y luego ¿qué?
- Luego se podría retirar. Irse a un pequeño pueblo costero donde podría dormir hasta tarde, pescar un poco, jugar con sus nietos, hacer la siesta con su mujer e irse de paseo al pueblo por las tardes a tomar unas copas y tocar la guitarra con sus amigos.
- Bueno, pero eso es lo que hago ahora señor ¿Por qué tengo que esperar veinte años?
Felizzzzzzzzzzzzzzzzz