Creada por la compañía Square Enix, su primera entrega fue desarrollada y lanzada en 1987 en un intento de salvar a la empresa de la bancarrota; de ahí su nombre, por cierto: Final Fantasy, Fantasía Final. El éxito fue rotundo y el sueño no se acabó, sino todo lo contrario. Desde entonces ha visto la luz una secuela tras otra, convirtiéndose así en la segunda franquicia de videojuegos más larga de la historia, tan solo superada por Súper Mario Bros.
Símbolo de la infancia, adolescencia y adultez de muchos, esta saga ha sido (y es) testigo de la increíble evolución de los videojuegos: desde las inolvidables fases pixeladas de 8bits hasta los magníficos gráficos casi reales de hoy en día. Pero su éxito no solo descansa en la calidad creciente de sus gráficos, sino en ofrecer sistemas de juego que implican al jugador, brillantes bandas sonoras y, sobre todo, sorprendentes historias cargadas en su mayoría de mensaje, adictivas e interesantes, aderezadas y potenciadas por un elenco de personajes de indudable carisma que se convierten en imborrables para el espectador. Es decir, todo lo que se podría encontrar en un muy buen libro, con la ventaja añadida de que lo vemos cobrar aún más vida que en nuestra mente y de que, hasta cierto punto, podemos formar parte de la acción.
Visto así no es de extrañar que exista todo un surtido de productos derivados de esta saga de fantasía épica , que ya ha llegado a su decimocuarta entrega. Desde versiones de anime, manga y películas como Final Fantasy Advent Children o Final Fantasy The Spirits Within, hasta novelas, como es el caso de Final Fantasy XIII (por tomar un ejemplo reciente). Conocida como Final Fantasy XIII Episode Zero: Promise, la obra, escrita por Jun Eishima, se dividide en un total de seis partes y nos sitúa trece días antes del comienzo del juego, por lo que desvela y aclara factores importantes sobre los personajes y la trama. Sin duda, una precuela novelada que enriquece lo vivido después en el juego.