Aquí está. Al fin he sacado un hueco para compartir con todos vosotros la receta del dulce que hice para celebrar el Día de la Madre.
Os la enseñé a través de mis cuentas de Facebook, Twitter e Instagram, y fuisteis muchos quienes me pedisteis la receta. Y ya vengo con ella. Al final he tenido un ratito para publicarla.
Un postre exquisito. Y bien fino. Sí, sí. Nada de pasteles hiperempalagosos o súper grandotes. Estos son unos pastelitos de un tamaño más bien pequeño (si los comparamos con los que hago habitualmente), con una delicada masa (hecha con almendra y claras batidas) y una crema de limón en la parte superior, que los hace aún más irresistibles.
Con las cantidades que os indico, os saldrá un poco más de crema de limón de la necesaria, así que ¡preparad vuestras cucharillas!
- 3 claras de huevo
- 100g de azúcar
- 40g de harina
- 60g de almendra molida
- 90g de margarina fundida
- 115mL de zumo de limón
- 2 cucharaditas de ralladura de limón
- 4 temas de huevo
- 80g de azúcar
- 60g de mantequilla
- Introducirnos todos los ingredientes para la crema en un bol y los calentamos al baño María. Calentamos 15-20 minutos, removiendo constantemente, hasta que la preparación tenga una textura de crema.
- Precalentamos el horno a 200ºC.
- Montamos las claras a punto de nieve. Añadimos a las claras la margarina fundida, la almendra y el azúcar. Mezclamos con una espátula de goma.
- Incorporamos la harina dejándola caer a través de un colador y removemos con suavidad.
- Repartimos la masa en diez moldes de magdalenas y horneamos 10 minutos a 200ºC.
- Retiramos la bandeja de horno y vertemos una cucharada de crema de limón en el centro de cada tartaleta.
- Horneamos 10 minutos más a 200ºC. Dejamos que se enfríen por completo antes de despegarlos de los papelitos de magdalena.