Disfruto llevando a cabo todos los encargos que recibo porque cada caso es único y cada proyecto es personal, intransferible y siempre resulta divertido y estimulante. Pero, claro está, yo también tengo mi corazoncito y reconozco que algunos son especiales para mi.
El que hoy os traigo lo es y mucho. Son los recordatorios de la primera comunión de Mariona, la hija de Gemma, una de mis mejores amigas.
Dejad que hoy me convierta por un momento en el "abuelo Cebolleta" y os cuente alguna "batallita". Nuestra amistad se remonta a los días del instituto y a las tardes de estudio que alternábamos con sesiones de bailoteo en la salita de música de casa de mis padres. Yo creo que los exámenes no salían tan bien por lo que nos llegamos a divertir juntas. Empezamos con la asignatura de Historia del Arte y terminamos estudiando juntas todo el temario de C.O.U (eso de C.O.U si que suena antiguo, eh?).
Luego los años y la vida nos llevaron a estudiar carreras distintas y a trabajar en ámbitos distintos pero nuestra amistad siguió allí. Daba igual si nos veíamos una vez a la semana para comer juntas o si pasaban meses sin vernos… siempre parecía que nos habíamos visto el día antes. Y sigue siendo así.
Por eso cuando Gemma me encargó los recordatorios de la primera comunión de Mariona tomé el encargo como si tuviera que ser para una hija mía.
Opté por la frugalidad que me gusta imprimir a todos mis trabajos y es por ello por lo que he querido compartirlo en el encuentro semanal Finde Frugal del blog de Marcela Cavaglieri.
Frugalidad de diseño y también de materiales: bolsitas de algodón, papel de acuarela, cinta vichy y una espiga para añadir un motivo natural y uno de los símbolos clásicos de las comuniones.
El resultado … éste que véis y que espero que os guste tanto como he disfrutado yo haciéndolos.
(Photos by Y tan flamenca! Please, don't use them without permission)