Parece que he hecho una triatlón, o una prueba de ironwomen o alguna cosa por el estilo pero no, nada de eso, aunque me siento casi, casi igual de orgullosa. Os contaré que después de muchas propuestas, reuniones, argumentos, defensas y solicitudes desde el Comité de Empresa que presido (toma resiliencia!) hace un par de semanas pudimos poner en marcha un
taller de scrapbooking en la empresa en la que trabajo. No, no penséis que yo de eso sabía mucho, o mejor dicho más bien nada. Es verdad, que
en mi moleskine, la que llevo en mi bolso, la uso para escribir aunque también
gusto de pegotear papelillos escritos y recuerdos de diversa índole. Cuando la libretilla toca a su fin, la guardo cuidadosamente y con el tiempo
al repasarlas me ayudan a recordar momentos que revivo con emoción. Pues bien, lo del
scrapbooking sería algo muy parecido pero "en bien",
más organizadillo, con técnicas varias y
como dice la wikipedia: "el scrapbook o libro de recortes es la técnica de personalizar álbumes de fotografías". Desde que me lo explicaron y empezamos a darle vueltas al taller, he notado que
está de moda, que hay muchas
aficionadas y que en
Internet encuentras rápidamente verdaderas artistas creadoras de maravillas.
Y llegado el día, allí estaba yo que no soy muy hábil en trabajos manuales, ni excesivamente paciente pero estaba
dispuesta a asumir el reto de "crear" un álbum de fotografías. Suerte que
"la profe" Laura de La mar de Scrap tiene una
paciencia infinita y tras ver mi poca habilidad enganchando lentejuelas entendió rápidamente mi nuevo concepto: el
fast scrap, o lo que es lo mismo, recorta, pega y combina con cierta velocidad. Bueno, y
tras 8 horas conseguí el objetivo:
finalizar mi minialbum de #SITGES!!!! y no podéis imaginaros lo contenta que me puse al ser finisher en mi primera aventura scrapera.
Así, con la experiencia en el bolsillo,
al scrap le he visto algunas ventajas:
- Para salir airosa en la faena se requiere atención y concentración, vamos que impide el multitasking más allá del mide, marca, corta y pega en orden secuencial sin distracción posible (no sabéis lo fácil que es pegar las hojas del revés, o poner un trozo más de cinta de doble cara que cierre un futuro bolsillo).
- Mientras piensas como decorar y combinar una página no puedes mirar tu móvil, ni actualizar tus redes sociales, ni revisar el correo electrónico entre otros muchos movimientos digitales habituales. El scrap te obliga a un buen rato de desconexión digital sí o sí que no viene nada mal.
- El tiempo pasa volando, hasta vuela tan rápido que no acabas y sin darte cuenta las horas van cayendo una tras otra.
- Si practicas scrap en compañía la actividad es todo un lujo en cuanto a socialización: animada tertulia mientras trabajas y compartes ideas.
- Fomenta la creatividad, ya que lo más costoso (no es medir, ni cortar, ni pegar) es tomar la decisión de pegar un papelito de fondo, o poner un marco a una foto, o elevar algún elemento en 3D. Vamos que por cuchufletas y posibilidades casi infinitas no será!!!
Y tan divertido me ha parecido todo esto que ya estoy deseando iniciar algún nuevo proyecto para seguir practicando (ya tengo un par en mi cabezita dando vueltas). De momento en Pinterest he empezado un tablero con
"cuchufletas de scrap" para que, si me decido en breve, no me falten las ideas.
Os recomiendo que lo probéis!