Al terminar la proyección pensé que nada tenía tanto sentido en mi trabajo como poder estar aquí, y hacerfelices a todos estosniños saharauisque miraban las imágenes de los lobos con emoción. Por unos días nuestro cine español, ese que tanto nos critican, rompe la monotonía y la dura vida de este pueblo digno y luchador. Soplan aires de cambio en el Magreb y una ventana a la esperanza se ha abierto en los campamentos. Ojalá que muy pronto podamos asistir a este festival pero no aquí, sino cerca del mar, en las infinitas playas del Sahara Occidental. ¡In Salah!