Seamos sinceros. Si a estas alturas no tienes en tu poder un ejército de flotadores de lo más chic, las posibilidades de que el verano 2016 sea el verano de tu vida se ven reducidas en un 50%. Lo bueno del caso es que las estadísticas me las invento, pero habrá que admitir que nos han bombardeado tanto con estas maravillas acuáticas que inundan redes sociales, anuncios de televisión, escaparates y revistas que uno se siente un poco más pobre si no se une a la locura flamingo. Y es que si la reina del verano pasado fue la famosa piña, este año el flamenco rosa es el rey indiscutible. Bueno, junto con la pizza. Y el cisne blanco y dorado. Y el limón. Y por supuesto el unicornio y un tremendo etcétera que se pasa de “cuqui”.
Cuando pensábamos que la fiebre del flamenco se iba a quedar controlada entre los extensos confines del agua, el virus va y se expande hacia nuestras papilas gustativas, infectándonos con el sabor azucarado de los bizcochos, pasteles e incluso cócteles teñidos de rosa. Si alguien esperaba ser inmune, no era yo. En unos quince días me voy de vacaciones. El plan ya se sabe: playa, piscina y cachondeo durante siete días non-stop. Pero lo curioso del tema es que cuando cierro los ojos, lo primero que visualizo es a mi grupo de amigos desperdigados por la piscina, cada uno con su chupi-flotador, bañadores multicolor y GoPros bajo el agua capturando los momentos que recordaremos con melancolía durante el largo invierno. ¡Y ya se sabe que yo soy de las que luego lo retransmite (casi) todo! Temblad en agosto, tendremos posts para rato.
Let’s be honest. Having reached this point, if you haven’t bought any of the super chic floats yet the chances of living the summer of your life are reduced by 50%. Good news is that I invent myself the statistics, but we should admit that we have been bombarded with advertising of these aquatic wonders all over the Internet, TV, window displays and magazines until you end up feeling slightly poorer if you don’t join the flamingo madness. Last year’s queen of the summer was the famous pineapple and this year the pink flamingo is the undisputed king. Well, together with the pizza. And the white and gold swan. And the lemon. And obviously the unicorn and a tremendous and cutie etcetera.
When we finally thought that the flamingo fever was being controlled between the vast confines of water, the virus expanded to our taste buds, infecting us with the sweetest flavor in biscuits, cakes and pink cocktails. If someone expected to be immune it obviously wasn't me. In fifteen days I will go on holidays. The plan you already know: beach, pool and party; seven days, non-stop. But what is curious is that when I close my eyes the first thing that comes into my mind is me and my friends scattered all over the pool each one with a cutie-float, multicolored swimsuits and GoPros under water capturing the moments that we will remember with melancholy during the long winter months. And, come on, we all know that I am one of those people who shares (almost) everything that happened! August, you’d better start trembling: we will have enough of posts for a long time!