Entre paisaje y paisaje he ido pintando algunas flores. Las anteriores sobre mi mesa con la ventana al fondo con una pipa, tarro de miel, una orquídea y pinceles. Un flexo antiguo al fondo. El problema para mi de estos temas es la composición, algo siempre complicado. Una bandeja blanca, que una zona sin pintar siempre ayuda.
Jugando con los colores. Un tema otoñal imaginario y dos acuarelas de pensamientos. Se recurre a los quina¡cridonas de Daniel Smith y a los cadmios de Rembrandt.
El siguiente trabajo, también sin modelo trataba de probar la forma en que Geoffrey Wynne hace las cerámicas y porcelanas blancas, con tres baños de amarillo, rojo y azul superpuestos en húmedo. Si se acierta con la proporción y el grado de humedad queda un gris azulado en el que se habrán dejado algunas zonas de luz. Luego se refuerzan las sombras. Algo más seco, con ultramar y cobalto en mi caso, se dibujan los adornos del cacharro. Cuando están casi secos del todo se insiste en algunos de esos trazos que habrán quedado difuminados.