Dirigir nuestra atención hacia lo que anhela nuestro corazón es andar el camino de la felicidad. En él nos esperan las más bellas flores anunciando los frutos de nuestra aventuras y también una gran sorpresa: descubrir nuestra propia belleza. Ya no tendremos miedo a la oscuridad, pues a diferencia de la belleza de las flores, que necesita la luz exterior para manifestarse, la nuestra es una belleza sol, con luz propia. Cada persona que sigue a su corazón brilla como una estrella en el firmamento de la humanidad, para comprobarlo basta mirar a su ojos y sentir su brillo
Dirigir nuestra atención hacia lo que anhela nuestro corazón es andar el camino de la felicidad. En él nos esperan las más bellas flores anunciando los frutos de nuestra aventuras y también una gran sorpresa: descubrir nuestra propia belleza. Ya no tendremos miedo a la oscuridad, pues a diferencia de la belleza de las flores, que necesita la luz exterior para manifestarse, la nuestra es una belleza sol, con luz propia. Cada persona que sigue a su corazón brilla como una estrella en el firmamento de la humanidad, para comprobarlo basta mirar a su ojos y sentir su brillo