Los humanos celebramos este acontecimiento en la naturaleza desde la antigüedad. Es una celebración de la vida, y es más o menos durante esta época de máxima generosidad solar cuando florecen algunas plantas de efecto curativo más poderoso. Por ello, abundan los ritos para tratar enfermedades o algunos males mediante hierbas, rocío y agua de manantiales.
Algunas de las plantas de esos momentos han sido bautizadas con el popular nombre de algún santo, como por ejemplo el hipérico, que muchos conocen como "hierba de San Juan". Aparece en los caminos y bosques, con delicadas flores amarillas, que se ven desde el principio del calor hasta el mes de septiembre.
También es de estas plantas la manzanilla o abrótano hembra, y sus bellas flores abundan en muchos campos secos.
Otras plantas de verano son la artemisa, la milenrama, el saúco, el gordolobo, la pulsatila alpina, la onagra y la perpetua. También florecen alrededor de estas fechas, como es el tilo, la verbena, la lavanda, el galio y la vara de oro.
De todas ellas se pueden obtener preparados caseros específicos para el verano, desde problemas de la piel y quemaduras solares, hasta migrañas, dolores musculares, alergias, resfriados y trastornos digestivos, como gastritis o falta de apetito.
Cosechar las plantas en esta época en que concentran toda su energía curativa nos permite tener en casa un pequeño botiquín y disponer de unos valiosos remedios naturales para el verano que está empezando.