Los abejarucos son uno de los pájaros más codiciados para los fotógrafos de naturaleza. Los tonos y su comportamiento nos regalan imágenes espectaculares, sin embargo no siempre es fácil tenerlos a tiro en la cámara porque son bastante esquivos y desconfiados hasta que se acostumbran a nuestra presencia. Es por ello que se debe trabajar durante varias semanas para estudiar los sitios que frecuentan, en los que se posan y sobre todo aprender a esperar, ese es el truco, y sobre todo paciencia.
Al final tarde o temprano se acostumbran a la presencia del aguardo y no sospechan de él, y es aquí cuando actúan y campan a sus anchas regalándonos estampas como las que os mostraré al final de la entrada. ¿Qué por qué son odiados? Son odiados, sobre todo, por los apicultores al acechar las colmenas y mermar el número de abejas, cosa que tal y como está hoy en día su población también es poco deseable.Son muy comunes las imágenes de cortejo a la hembra por parte del macho ofreciéndole las presas, normalmente insectos como mariposas, escarabajos o las propias abejas. Como sabéis los insectos poseen un exoesqueleto de quitina que difícilmente se puede digerir. Cuando acumulan varios de estos exosequeletos los regurgitan. Estos cúmulos también son conocidos en el mundo de la ornitología como egagrópilas y tenéis una imagen de un abejaruco que está expulsando una de ellas. Existe dimorfismo sexual, siendo las hembras más verdosas y los machos más azules. Sin más os dejo disfrutar de estas capturas tan interesantes: