Florencia acoge hasta el 25 de enero la extraordinaria exposición “Fra Angélico”, dedicada a uno de los grandes maestros del Primer Renacimiento. Repartida entre el Palazzo Strozzi y el Museo de San Marco, la muestra reúne más de 140 obras y permite adentrarse en la dimensión espiritual, estética y teológica de un pintor que supo armonizar la devoción monástica con el lenguaje moderno del Renacimiento. En un recorrido de gran belleza y recogimiento, Fra Angélico se revela como un creador de luz, serenidad y trascendencia, cuya pintura sigue conmoviendo por su pureza y profundidad.
Florencia, la ciudad humanista por antonomasia, acoge hasta el 25 de enero “Fra Angélico”, la extraordinaria y deslumbrante exposición de uno de los más célebres maestros del arte del Primer Renacimiento. Y lo hace en dos instituciones emblemáticas como son el Palazzo Strozzi y el Museo de San Marco, en el que aún resuena la pintura sagrada del fraile en sus frescos, tanto en las celdas como en los espacios comunes. Todavía podemos impregnarnos de la quietud monástica de este antiguo convento de los Dominicos Observantes.
Fra Angélico 'El Juicio Final', c.1425-1431. Foto de Elena Cue.
Fra Angélico nació como Guido di Piero, (Vicchio di Mugello, 1395 – Roma, 1455) pero posteriormente adoptaría como dominico, el nombre religioso de Fra Giovanni cuando ingresó en el convento de San Domenico di Fiesole, a las afueras de Florencia. Aquí establecería un taller y tuvo una vida artística muy prolífica, destacando el encargo del Políptico de Fiesole para la iglesia del convento y que se puede ver en la Galería Uffizi. Póstumamente sería conocido como Fra Angélico. Fue oficialmente beatificado en 1982 por Juan Pablo II en reconocimiento por su vida piadosa y ejemplar de santidad, oración, obediencia y caridad personal. El adjetivo Angélico ya lo había apodado el artista e historiador renacentista Giorgio Vasari (1511–1574) en su célebre libro dedicado a Cosme de Medicis “Las Vidas de los más excelentes pintores, escultores y arquitectos” (1555).
'Virgen con el Niño y ángeles', creada por el pintor Zanobi Strozzi alrededor de 1434. La obra fue ejecutada en el taller de Fra Angelico, reflejando el estilo del Renacimiento italiano temprano. Foto de Elena Cue.
Vasari describe a Fra Giovanni (Fra Angélico) como un hombre humilde, santo y ajeno a las ambiciones mundanas. Un hombre que rechazó riquezas, honores y cargos dentro y fuera de su orden, afirmando que su único objetivo era evitar el pecado y alcanzar la salvación. Vivió con sobriedad, castidad y serenidad, convencido de que el pintor religioso debía trabajar en silencio, sin preocupaciones y con Cristo siempre en el pensamiento. No retocaba sus pinturas porque creía que debían quedar según la primera intención porque así respondían a la voluntad de Dios. Y según algunos, pintaba sólo después de orar y lloraba ante los Crucifijos. Este aspecto ha sido corregido posteriormente cuando se llevó a cabo la restauracion (2010–2011) de “La Anunciacion” que se encuentra expuesta en el Museo del Prado y que contradice parcialmente el testimonio de Vasari. La evidencia material de la restauración del Prado demuestra que sí realizó modificaciones. Con algunos errores comprensibles de la época y nimias parcialidades, Vasari describe a Fra Angélico con un aura de emanación mística, que puso su vida al servicio de Dios.
'Tríptico de Cortona' de Fra Angelico. Es un retablo de la iglesia de San Domenico en Cortona, Italia, creado alrededor de 1433-1434. Foto de Elena Cue.
Lo que hace de esta muestra un acontecimiento cultural excepcional es la magnitud en la reunión de más de 140 obras de arte, entre pinturas, esculturas y manuscritos iluminados, procedentes de relevantes museos, iglesias o bibliotecas internacionales. Pero lo más excepcional son los cuatro fructíferos años de preparación de la muestra, en la que se han restaurado obras con excelente resultado y se han reunido retablos que se encontraban dispersos. En esta exposición podremos entender la esencial aportación teológico-artística de Fra Angelico a la historia del Arte. Ordenada cronológicamente la muestra pone de manifiesto su evolución técnica y pictórica, de un estilo gótico tardío a un emergente Renacimiento, alcanzando un estilo que sintetiza lo tradicional de la devoción monástica con el lenguaje pictórico moderno.
'El Descendimiento de la Cruz' de Fra Angelico, ejecutado entre 1432 y 1434. Foto de Elena Cue.
'Retablo de San Marcos' de Fra Angelico, completada entre 1438 y 1443. Foto de Elena Cue.
'Anunciación de San Giovanni Valdarno' de Fra Angélico, data de alrededor de 1430-1432. Foto de Elena Cue.
La espiritualidad pictórica de Fra Angélico nos sobrecoge por la dimensión de la exhibición. Se crea una atmósfera contemplativa, de serenidad y meditación. En un momento de transición en la pintura italiana como fue el paso del simbolismo medieval al realismo renacentista, Fra Angélico adopta la perspectiva lineal, una destreza en el tratamiento de la luz que influirá en Piero della Francesca, Perugino y Rafael. Destaca en su obra también el uso del oro, típico del gótico, que nos deslumbra en cada una de sus obras. Pero lo más sorprendente es su virtuosismo en el retrato de los personajes, figuras de una belleza y serenidad luminosa que trascienden el mundo sensible, el ámbito material y perecedero y nos acerca a la Idea de Belleza Platónica, reflejo de lo divino.