Factores como la temperatura, el grado de humedad y la contaminación ambiental también pueden influir en el curso clínico de esta patología.
Vamos a hablar de todo ello en este post con más detalle:
El frío seco deshidrata la piel y es durante el invierno cuando empeoran las personas con piel atópica.
Los cambios de temperatura habituales en esta época del año aumentan el prurito, el rascado y la aparición de lesiones propias de la dermatitis atópica.
Abrigar en exceso a los niños (algo que muchas mamás suelen hacer ante el frío), puede provocar sudoración y agravar los síntomas.
Se debe prestar atención al roce de las prendas de ropa con la piel porque puede desencadenar brotes de dermatitis o lesiones propias de las pieles atópicas.
Las altas temperaturas de las calefacciones aumentan la sequedad de las estancias interiores y esto también incide en el empeoramiento de los niños porque facilitan que la piel se reseque en exceso.
Se deben airear las estancias y aumentar la humedad de las habitaciones con recipientes con agua en los radiadores. Pero, !cuidado! no se debe abusar de los humidificadores porque a veces pueden ser negativos.
“La dermatitis atópica es la enfermedad de la piel más frecuente en niños y suele manifestarse a partir de los cuatro meses de edad”, explica la doctora Alonso, miembro de la Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma Pediátrica (SEICAP). Entre sus síntomas se encuentran “sequedad, aparición de rojeces e inflamación, descamación, prurito o picor”, añade.
El estado inflamatorio asociado causa una hiperreactividad de la piel, “que hace que ésta responda ante la presencia de estímulos como el frío, los cambios de temperatura, determinadas ropas, jabones, sudoración, etc.”, expone. Entre sus causas, la más identificable es la alergia, “que actúa muy a menudo también como desencadenante o como síntoma asociado a la dermatitis”.
Algunas de las alergias más habituales son las alimentarias o las provocadas por sustancias ambientales. Entre las primeras, la patología más común asociada es la alergia al huevo aunque también puede asociarse a alergia a leche, los frutos secos, los pescados o las legumbres. Entre los alérgenos ambientales destacan los ácaros y pólenes, los hongos y la caspa de animales.
Además, la dermatitis atópica suele ir vinculada a distintas manifestaciones alérgicas como el asma, según indica un estudio italiano publicado en la revista “The journal of asthma: oficial journal of the Association for de Care of Asthma”. Se investigaron los riesgos de sufrir asma en edad escolar en niños con diagnóstico temprano de dermatitis atópica. Un 39% de los menores lo desarrollaron entre los dos y tres años de edad.
Debido a la prevalencia de esta enfermedad, que altera la calidad de vida de los niños y sus familias, la SEICAP recomienda una serie de acciones preventivas:
2.- Tomar baños o duchas con agua tibia;
3.- Secar al niño sin frotar la piel;
4.- Usar prendas de algodón y evitar cualquier tejido que pique, como la lana;
5.- Prestar atención a las uñas, deben estar cortas y limpias para evitar lesiones y su sobreinfección en caso de rascado.
Los pediatras alergólogos recomiendan asistir a un especialista en cuanto haya sospecha relacionada con la aparición de los síntomas. Un diagnóstico riguroso evaluará “la sintomatología, su duración, antecedentes personales o familiares, y hallazgos en la exploración del paciente”, afirma la doctora Alonso. Además, añade, “es muy importante descartar otras enfermedades con las que se pueda confundir”. Un correcto diagnóstico servirá para indicar el tratamiento adecuado a cada caso.
¿Y vosotros? ¿Sufrís las consecuencias del frío? ¿Habéis sufrido alguna vez dermatitis? ¿Y vuestros hijos? ¿Tienen la piel delicada? Estaré encantada de leer vuestros comentarios!!!
Besos desde mi blog!!!