Fumar incrementa la producción de andrógenos en el cuerpo, como la testosterona y el DHEA, que a su vez tienen efecto sobre los folículos y matan a las células encargadas de originar las fibras pilosas y esto lleva a calvicie. Desde hace tiempo es sabido que el tabaco atenta contra la belleza, y que las arrugas prematuras son tan sólo una señal de las agresiones que éste produce a la estética corporal; pero estudios recientes demuestran que la acción del monóxido de carbono y la nicotina también afectan negativamente la apariencia capilar y el daño va más allá de la temprana aparición de canas. Expertos de la Universidad Nacional de Taiwán analizaron a 740 hombres de entre 41 y 90 años del condado de Tainan con factores hereditarios de alopecia para saber si el tabaquismo puede agravar y acelerar la calvicie. Tras estudiar cada caso, concluyeron que, así como los genes están directamente relacionados con el riesgo de padecer calvicie, la adicción al tabaco también.