"El miedo reina sobre la vida."
Albert Schweitzer
Gracias a Zinema Zombie, a Velvet Voice y Cinecolor, se tuvo la oportunidad de ir al pre-estreno y función de medianoche de Saudó, laberinto de almas.
Segundo largometraje del director chocoano Jhonny Hendrix Hinestroza, que incursiona en el género del Terror, probando su capacidad de adaptación a los diversos proyectos cinematográficos, cabe recordar que con su productora Antorcha Films, ha sacado adelante películas tan notorias como Anina - una de las preferidas de quien escribe-, Perro come perro, En Coma, entre otras que han funcionado a diverso niveles, y lo muestran como un sólido productor y realizador, como lo demuestra en su última obra. Nacido en Quibdó, este comunicador social, que empezó en la radio y haciendo pequeñas producciones para la televisión, ha empezado a demostrar a través de su obra, no sólo la capacidad de construir unas historias interesantes sino al Chocó - uno de los departamentos colombianos más pobres y a la vez rico en historias del país- como eje narrativo y fondo de sus propuestas; que en cierta forma enriquece a sus producciones. Igualmente, además de dirigir, producir y escribir, Hinestroza ha demostrado su experiencia también como jurado, docente y fundador de varios proyectos y festivales entorno a la riqueza cultural del país.
Escrita a seis manos, incluyendo al director junto a Alfonso Acosta (director de El Resquicio y coguionista de Chocó) y Alonso Torres, los cuales se acercan al mundo de la hechicería y las pesadillas en las profundidades del Pacífico colombiano.
Como aparece en la sinopsis de Proimagenes Colombia, el guión está centrado en el personaje de Elías (Luis Felipe Cortés) un exitoso médico ya entrado en la madurez, que comienza a tener una serie de pesadillas, recordándole el sitio del que venía y escapó en su juventud; su hijo, empieza a tener las mismas pesadillas, y círculo de miedo, sólo se cerrará cuando éstos vuelvan a ese pueblo olvidado y maldito llamado Saudó.Con algunas influencias del cine de terror contemporáneo, el suspenso psicológico pero con los elementos autóctonos del Chocó, el director crea una obra, que más que original, logra encadenar los géneros y estilos de manera afortunada, principalmente, el relacionado a la cultura del pacífico.Aunque el guión no es redondo, y se complica un poco el desarrollo de la obra - en cierta forma, la simbología de la misma, aunque obvia en su explicación, se aleja de sus elementos autóctonos- son más los puntos a favor que los que tiene en contra, no sólo por incursionar en el género del suspenso/sobrenatural, sino por tener su propia visión de ese mismo parámetro, e igualmente cabe destacar sus aspectos técnicos, actuaciones - a excepción de la secuencia histérica de Stefanía Borge-, el montaje paralelo, en su tramo final, y otros aspectos, que en conjunto se hacen sólidos y valiosos como obra.
Zoom in: Estímulos por parte del FDC y desarrollo de proyectos Ibermedia y la Fundación Carolina.Montaje Paralelo: El resquicio - Dead End (2003)