Empezamos a pensar en esos kilos que nos sobran de cara al buen tiempo y buscamos la solución más efectiva y rápida para conseguirlo. Pero muchas veces, las dietas que probamos no acaban de funcionar e incluso volvemos a recuperar los kilos perdidos. Ante esta situación, el ayuno puede ser una buena opción para alcanzar nuestros objetivos.
El ayuno es una estrategia saludable y 100% segura practicándolo bajo la supervisión médica. Así lo afirman los expertos nutricionales de MiAyuno, quienes comentan que tanto hombres como mujeres pueden llegar a perder una media de 4kg en una semana de ayuno, una semana durante la que se consumen zumos de frutas, verduras y caldos depurativos. También se recomienda beber mucho líquido (agua e infusiones) ya que no se limita la cantidad de líquidos que se ingieren y ayudan a desintoxicar el organismo. Varias personas que lo han practicado han logrado reducir su peso repartido en agua, grasa y músculo, concretamente, un promedio de 2kg de grasa, 2 kg de agua y 0,6 kg de masa muscular en mujeres, mientras que los hombres perdieron 3kg, 1,2kg y 0,3 kg respectivamente*. Se trata de depurar el organismo evitando el consumo de tóxicos y favoreciendo el de vegetales verdes y frutas.
¿Por qué perdemos peso durante el ayuno?
Durante el ayuno se produce un descenso brusco de los tóxicos que ingerimos y el organismo tiene mucho más tiempo para desintoxicar (se disminuye el tiempo que tiene que dedicar a realizar la digestión, que suele representar el 40% de la energía consumida cada día. Asimismo, ese ahorro permite a los órganos ejercer funciones depurativas y eliminar las toxinas y tóxicos acumulados en el cuerpo. Primero, el cuerpo utiliza las reservas de glucógeno (del hígado y del músculo) en una primera fase del ayuno, que dura desde las 6 horas hasta las 24-48 horas sin comer sólidos. A continuación, se inicia la fase en la que el cuerpo empieza a utilizar sus reservas de grasa para producir energía (previa transformación en glucosa). Por este motivo el organismo recupera su capacidad de producir energía a partir de la grasa de reserva y la sensación de hambre desaparece.
¿Se recuperan los kilos perdidos?
Una vez finalizado el ayuno, el cuerpo mantiene esta capacidad (fisiológica) y por lo tanto no se produce el “efecto rebote”. “Si seguimos una dieta equilibrada y saludable el organismo no tiene la necesidad de aumentar sus reservas de grasa, con lo que no se activan los genes de ahorro responsables del efecto rebote de muchas dietas hipocalóricas”, comenta Jesús Domínguez, técnico nutricional en MiAyuno. Desde la compañía comentan que el efecto rebote también dependerá de los cambios de hábitos de las personas tras el ayuno pero, tras una semana de practicar ayuno en un ambiente relajado, acompañado de caminatas por la naturaleza y concienciándose sobre la buena alimentación, como lo llevan a cabo a través de su programa, es posible cambiar de costumbres alimenticias en el día a día y evitarlo.
A tener en cuenta
La mejor estrategia para depurar es evitar la exposición y el consumo de tóxicos así como la actividad física. También hay que cuidar el momento en el comemos según qué tipo de alimentos. Por ejemplo, si estimulan un aumento de la glucemia para cenar, el exceso de insulina que provoca limita la capacidad del hígado para depurar durante el reposo nocturno. Combinar correctamente los alimentos dentro de cada comida es importante porque, en caso contrario, podemos dificultar el proceso digestivo y favorecer procesos de fermentación en el intestino que pueden provocar una “autointoxicación” del organismo.
Damien Carbonnier, el director del programa de MiAyuno, también destaca la importancia de respetar los biorritmos para garantizar una buena desintoxicación. Es decir, dormir lo suficiente y en un ambiente sano y libre de contaminación, principalmente electromagnética, y causas estresantes, ya que durante este periodo de descanso nocturno el organismo realiza funciones encaminadas a la depuración del exceso de toxinas producidas durante el periodo de actividad diurna, tiempo en el que se priorizan los procesos metabólicos que tienen como objetivo producir energía.
(Fuente: www.miayuno.es)